Volkswagen recortará 35.000 puestos de trabajo en Alemania. Es una de las medidas de ahorro que la marca se ha fijado para los próximo cinco años. La dirección barajó también la opción de cerrar fábricas, pero tras la presión de los trabajadores las diez plantas de Volkswagen seguirán abiertas.
El plan sin embargo no convence a todos: algunos lo ven demasiado suave para acabar con los numerosos problemas en el mayor fabricante de autos europeo: Costos laborales por encima de otros competidores, modelos más caros y una caída de las ventas en su mercado más importante: China.
La llegada de Trump a la Casa Blanca no mejora el panorama para las automotrices europeas. La amenaza de aranceles es especialmente preocupante para Volkswagen, un símbolo de Alemania ahora en dificultades.