Violencia británica en Irak

The Guardian, de la capital británica, apunta: "Las imágenes fueron rápidamente difundidas por las estaciones de televisión en los países árabes y el mundo musulmán; un sombrío complemento del catálogo de violencia que muchos ven como un clamor contra la política occidental en la región. Los soldados británicos con cascos y uniformes de combate no se ven muy distintos de los estadounidenses en Faluya o los israelíes en Gaza. (...) Una violencia desatada como ésta es inaceptable incluso para aquellos que creen que las tropas británicas ayudan en Basora a gestar algo mejor que la tiranía del partido Baath (...). El castigo para los responsables debe ser rápido, severo y ejemplarizador."

Brutalidad inexcusable

The Times, de Londres, comenta: "El peor aspecto del video que presuntamente muestra a 8 soldados británicos atacando a 4 jóvenes iraquíes desarmados (aparte del comentario sádico) es la mala intención. Los golpes en la cabeza, las patadas y golpes con palos y puños, no fueron propinados en una pelea. Nadie dice que sea fácil y agradable estar emplazado en Irak o que ello no suponga un extremo desafío para el cuerpo y el alma. Pero esos rigores no son ninguna disculpa para la brutalidad. Por el bien de aquellos que actualmente prestan servicio en Irak y de la reputación de las fuerzas armadas británicas, se debe hacer justicia de modo visible y rápido."

Peligro de nueva escalada

El periódico de Catalunya opina: "Cuando empezaban a dejarse sentir los primeros efectos de una vuelta a la moderación, después de las manifestaciones de musulmanes contra las viñetas de Mahoma, estamos a las puertas de una nueva escalada en la tensión a causa del terrible vídeo en el que ocho soldados británicos se ensañan con unos pocos manifestantes ya neutralizados. La visión de golpes, patadas e insultos y el sonido de fondo de los gritos de dolor son repugnantes. Pero lo más estremecedor es escuchar cómo el oficial o suboficial que filma anima a los soldados y profiere exclamaciones de inequívoca excitación. Un sádico, sin duda, pero que representa a la coalición internacional en Irak. Las reacciones de iraquíes ante tales desmanes han puesto en evidencia el resentimiento con los occidentales. La respuesta del Gobierno de Blair ha sido previsible y se anuncian sanciones indefinidas en plazos indeterminados. Tras la crisis de las viñetas, que ha puesto en solfa la respuesta de Europa, ante este episodio sólo cabe cruzar los dedos y esperar que no acabe en otro estallido de cólera. La posguerra iraquí se recordará como la peor expresión de exportación armada de la democracia de este inicio de siglo."