Vecinos de Irán temen colapso y caos regional
25 de junio de 2025El conflicto entre Israel e Irán parece haber superado su fase más crítica. La tregua, alcanzada el lunes bajo el impulso del presidente estadounidense Donald Trump, se mantiene estable pese a algunas violaciones puntuales atribuidas a ambas partes. Esta pausa brinda a los países de la región la oportunidad de replantear sus posturas y evaluar las consecuencias del conflicto.
Muchos gobiernos han mostrado hasta ahora una actitud ambivalente. Jordania, por ejemplo, condenó en una declaración conjunta con otros países árabes, africanos y asiáticos los ataques israelíes contra Irán desde el 13 de junio de 2025. Sin embargo, también derribó misiles iraníes sobre su territorio, alegando defensa propia. Arabia Saudita, que firmó la misma declaración, no se ha pronunciado sobre posibles derribos, aunque expertos consideran esa posibilidad plausible.
Intereses cruzados en Jordania y Arabia Saudí
Tanto Jordania como Arabia Saudita mantienen relaciones pacíficas con Israel —Amán incluso tiene un tratado de paz—, pero también dependen militarmente de EE.UU. En el caso jordano, esta cooperación incluye ayuda financiera de unos 1.450 millones de dólares anuales, lo que convierte al país en el segundo mayor receptor de asistencia estadounidense después de Israel. Esa ayuda estuvo en peligro al inicio del gobierno de Trump.
Ambos países buscan también preservar la estabilidad regional, lo que pasa por una relación equilibrada con Irán.
Temor a un colapso del régimen iraní
Esta ambivalencia seguirá marcando la política de los Estados del Golfo, según el islamólogo Simon Wolfgang Fuchs, de la Universidad Hebrea de Jerusalén. En su opinión, los gobiernos del Golfo son conscientes de que Irán ha perdido parte de su capacidad de amenaza, especialmente tras el debilitamiento de milicias aliadas como Hezbolá, Hamás y grupos chiitas en Irak, además de la pérdida de Siria como socio estratégico.
"Desde esta perspectiva, tiene sentido acercarse a un actor debilitado pero aún relevante. No hay interés en un colapso del régimen iraní ni en el caos que eso traería", explica Fuchs. Jordania comparte una postura similar.
Marcus Schneider, director de la Fundación Friedrich Ebert en Beirut, señala en un análisis que muchos actores temen lo que pueda surgir tras un eventual colapso en Teherán. "En Irán no hay oposición organizada, ni política ni armada. En el exilio, los Muyahidines del Pueblo o los monárquicos carecen de fuerza real”, advierte.
Egipto, entre la prudencia y la dependencia
Egipto también se muestra ambiguo. Durante la fase más intensa del conflicto, optó por la cautela. Saludó la tregua y anunció que seguirá sus esfuerzos diplomáticos para consolidarla y avanzar hacia una solución duradera.
Pero El Cairo depende en gran medida de la ayuda militar estadounidense —en 2024 recibió unos 1.300 millones de dólares— y evita confrontaciones con Washington. Durante la guerra en Gaza, rechazó firmemente la reubicación de palestinos en su territorio, pero al mismo tiempo actuó contra activistas internacionales y bloqueó una marcha de solidaridad con Gaza desde Túnez.
Egipto parece alinearse estrechamente con EE.UU., incluso ante el silencio de Washington sobre los derechos humanos bajo el gobierno de al-Sisi.
Equilibrio regional como prioridad
Para todos los vecinos de Irán, el conflicto ha dejado claro que mantener el equilibrio regional es clave, incluso con un socio difícil como Teherán. "Un Irán debilitado puede ser contenido. Uno acorralado y en lucha por su supervivencia es impredecible”, advierte Schneider.
Fuchs añade que la política exterior de EE.UU., dominada por mensajes en redes sociales, genera inquietud. "Trump ha sacudido todas las certezas. Pero no creo que EE.UU. enfoque su atención en Medio Oriente en los próximos años. Israel e Irán son excepciones. En general, habrá menos interés en intervenir, con la mirada puesta en Asia oriental”, concluye.
(gg/el)