¿Un pacto de estabilidad o de flexibilidad?
20 de octubre de 2002¿Todo el mundo se pregunta desde cuándo lo sabía? Como si se tratara de un anuncio de menor importancia, el Ministro de Finanzas alemán, Hans Eichel, anunció que Alemania no logrará mantener su nivel de endeudamiento fresco por debajo de la marca del 3% permitida por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la Unión Europea. Punto. Pocas horas antes de darse a conocer esta información los socialdemócratas y los verdes habían firmado el acuerdo de coalición. Por lo visto ha llegado la hora de las verdades desagradables.
Muchos alemanes se sienten decepcionados. No sólo los políticos de oposición acusan al gobierno de haber ocultado algunas informaciones de vital importancia antes de las elecciones del 22 de septiembre pasado o dicho de otra forma de no haber dicho la verdad. Después de todo, los déficits presupuestarios no aparecen de la noche a la mañana y si realmente el déficit en las arcas públicas alcanza los 14.000 millones de euros, es de suponerse que el Ministro de Finanzas lo sabía desde hace tiempo.
Una bomba de tiempo
Por primera vez desde los Acuerdos de Maastricht y desde que existe el euro, un país clave de la Unión Europea acepta oficialmente, que no puede cumplir con el pacto de estabilidad. Esta derrota por parte del mejor alumno europeo, conocido por llamar la atención al resto de los socios y exigir dureza político financiera, representa un duro golpe para el pacto de estabilidad europeo. Se trata del preámbulo de una crisis. Sin embargo, es poco probable que Alemania pueda resolver en el corto o mediano plazo los problemas que le llevaron al desacato de las reglas del juego, pues a la economía alemana no le va bien, y las nuevas medias a implementar por el gobierno de Schröder no auguran nada bueno. ¿Cómo se espera que los empresarios contraten más personal, si a pesar de la debilidad coyuntural se les imponen mayores impuestos? ¿Qué hace pensar que las grandes empresas permanecerán en Alemania si en el exterior reciben un trato tributario más favorable? ¿Y cómo se espera que los ciudadanos consuman más, si su salario se reduce cada días más? ¿Y sí los accionistas tienen que compartir sus ganancias con el estado, cómo se espera que se registre el esperado repunte de las bolsas? Preguntas a las que no se da respuesta en el proyecto de coalición socialdemócrata-verde.
Esperando un milagro
En vez de desarrollar estrategias a largo plazo, el nuevo gobierno agota los últimos reductos en el campo tributario, según critican los especialistas. Quien tenga la esperanza de que la oposición lograra anular algunas de las bombas activadas por los socios de coalición, se equivoca. Después de que se de a conocer la evaluación oficial de noviembre, que con seguridad revelará un déficit presupuestario mucho mayor al calculado en este momento, es de esperarse que muchos de los estados federados en manos de los cristianodemócratas decidan con miras a sus propios presupuestos, poner un fin a su postura de rechazo en el Consejo. Pero a pesar de las malas perspectivas el Ministro Eichel se atreve a afirmar que Alemania logrará mantenerse por debajo del nivel del 3% del endeudamiento permitido por la Unión Europea. Cómo pretende lograrlo, este es un secreto que aún tendrá que revelar. Lo más probable es que sólo esté tratando de darse un poco de valor y ánimo.