Crecen disputas con los migrantes en los estados del Golfo
9 de septiembre de 2025Hace aproximadamente dos años, un restaurante de comida rápida Subway provocó, sin proponérselo, un escándalo nacional en Emiratos Árabes Unidos al publicar un anuncio ofreciendo empleo a los emiratíes para preparar sándwiches.
Los aludidos consideraron la oferta de trabajo como un "insulto", "una burla" y "un ataque a los locales", y la fiscalía anunció la apertura de una investigación sobre lo que calificaron como "contenido polémico".
El anuncio, sin embargo, intentaba cumplir con las nuevas normativas sobre la contratación de un determinado porcentaje de emiratíes, introducidas por primera vez en 2022, y cuyo objetivo es que, para finales de 2026, el 10 por ciento de la plantilla de las empresas con 50 o más empleados sea emiratí.
"Pero, como se trataba de un trabajo de servicios mal remunerado, que no suele ser el tipo de trabajo que realizan los nacionales, y dado que los emiratíes que están sin trabajo suelen tener, como mínimo, algún tipo de título de educación superior, se produjo una enorme reacción negativa", dice a DW un investigador que prefiere conservar el anonimato, pues puede ser peligroso criticar al Gobierno. "La reacción violenta fue contra la propia empresa, no contra el Gobierno, pero también fue una crítica indirecta a las nuevas políticas", señala el especialista.
Arabia Saudita tiene normas similares y las ha endurecido en los últimos dos años, de modo que, por ejemplo, una empresa con 100 empleados debe tener ahora al menos un 30 por ciento de sauditas en su plantilla.
El escándalo laboral de Subway es solo un ejemplo de cómo este tipo de políticas, relacionadas con la mano de obra en los estados del Golfo, están causando fricciones.
¿Un nuevo contrato social en el Golfo?
En este contexto, expertos del Fondo Carnegie para la Paz Internacional señalan, en una publicación en inglés, que este tipo de políticas económicas "están comenzando a socavar los contratos sociales preexistentes" en los estados del Golfo.
En el pasado, el Estado, financiado con los ingresos del petróleo, había sido el principal proveedor de puestos de trabajo, vivienda y otras prestaciones. En términos generales, el contrato social establecía que el Estado cuidaba de su pueblo, mientras que este aceptaba un modelo de gobierno autoritario. Sin embargo, debido a la caída de los precios del petróleo, al abandono mundial de los hidrocarburos, al auge demográfico y al alto desempleo juvenil, a los Estados productores de petróleo de Oriente Medio les resulta difícil mantener ese contrato social.
Ante este escenario, los gobiernos están promoviendo cada vez más las empresas no petroleras y no financiadas por el Estado, animando a los jóvenes ciudadanos a convertirse en empresarios y recortando los presupuestos del sector público.
Los extranjeros ahora son "rivales en el mercado laboral"
En paralelo, los Estados del Golfo también están tratando de ser más atractivos para los trabajadores foráneos que se necesitan en los sectores no petroleros. Para ello, están modificando normas sobre la propiedad inmobiliaria y la residencia de larga duración de los extranjeros, así como flexibilizando algunas restricciones religiosas y sociales.
Todos estos proyectos de transformación económica, impulsados desde las altas esferas, están provocando nuevos tipos de tensiones sociales, ya que están dando claramente "preferencia a ciertos tipos de extranjeros", señaló el investigador, quien vive en Emiratos Árabes Unidos. Y debido a que los emiratíes y los sauditas se ven empujados a incorporarse al sector privado, o quieren hacerlo, los nuevos migrantes son considerados cada vez más como rivales en el mercado laboral.
Como resultado, también se han producido nuevos choques socioculturales, añadió el investigador, ya que los habitantes locales conservadores se han mostrado molestos por las medidas adoptadas para que los extranjeros se sientan bienvenidos. Los debates sobre el cambio del fin de semana tradicional —de viernes y sábado al más internacional de sábado y domingo—, así como el mayor énfasis en las fiestas no islámicas, como la Navidad, son ejemplos de estas tensiones culturales. El aumento de la prostitución y el consumo de alcohol, supuestamente como consecuencia de la presencia de extranjeros, también ha generado fricciones sociales.
El conflicto de Gaza agrava las tensiones
En Emiratos Árabes Unidos esas tensiones sociales se ven agravadas por el conflicto en Gaza, argumenta Frederic Schneider, investigador del Consejo de Asuntos Globales de Oriente Medio, con sede en Qatar. Esto ocurre tanto por la llegada de empresas israelíes —incluidas del sector de seguridad— como por el creciente desencanto general con Occidente, alimentado por la percepción de hipocresía y complicidad en torno a dicho conflicto.
(jm/dzc)