Sarqaui ha muerto, el terrorismo no
9 de junio de 2006The Times, de Londres, opina: "Habrá que esperar semanas, tal vez meses, hasta que se pueda aquilatar qué efectos tendrá realmente el fin de Al-Sarqaui. No obstante, es posible que este acontecimiento tenga una enorme relevancia. Su muerte podría resultar mucho más significativa que la detención de Saddam Hussein. Al Sarqaui era el rostro del terrorismo en Irak. La incapacidad de las autoridades locales para detenerlo estuvo en permanente contradicción con la idea de que la situación estaba bajo control en materia de seguridad. Durante tres años, él se mantuvo la mayor parte del tiempo en acción y ningún sucesor disfrutará de la misma fama diabólica en su círculo. Al Sarqaui será difícil de reemplazar."
Serpiente de muchas cabezas
El General Anzeiger, de Bonn, discrepa: "No hay lugar para el optimismo en Irak ni en la lucha mundial contra el terrorismo. La Hydra del terrorismo se nutre de muchas fuentes, se fragmenta en muchas células autónomas, se sustenta en muchos dispuestos al sacrificio. Y Osama Bin Laden, el instigador, sigue mandando sus mensajes. Abu Abdel Rahman al Iraki ya se ha presentado como sucesor de Al Sarqaui, elevando al muerto a la categoría de mártir, y en Bagdad han explotado nuevas bombas. En lugar de bajar la guardia, la amenaza de reacciones de venganza y despecho demandan alerta a nivel mundial."
Simplificación peligrosa
El Tageszeitung, de Berlín, apunta: "Abu Mussab al Sarqaui ha muerto. El presidente estadounidense, George Bush, habla de un punto de inflexión en Irak. No puede tomársele a mal, ya que necesita con urgencia un éxito. Pero la pregunta es si Washington no habrá sido víctima de su propia política de información, de simplificar conflictos personificándolos. Un enemigo requiere un rostro, eso simplemente queda mejor en los noticieros. Pero el ser inasible forma parte de la naturaleza de la guerrilla, de cuyas tácticas se valen los insurgentes iraquíes. La idea de Sarqaui de sembrar el terror al cortar cabezas ante las cámaras ha funcionado. La idea de pretender decapitar a la guerrilla, en cambio, es una contradicción en sí misma."
Un nuevo icono islámico
La Repubblica, de Roma, comenta: La carrera del comandante terrorista Abu Mussab al Sarqaui terminó bajo los escombros de una casa al norte de Bakuba. Una muerte como tantas otras en la interminable masacre iraquí, que él mismo siempre azuzaba. Pero quizá haya sido la muerte que él hubiera preferido. El apocalipsis ocasionado por los aviones del 'cruzado Bush' lo elevó al olimpo de los mártires de Al Qaeda. La imagen que los estadounidenses mostraron para confirmar la muerte tantas veces anunciada y cada vez desmentida, servirá por algún tiempo para aplacar a la juventud radical islámica que lo había convertido en su ídolo. Pero luego él se convertirá en un icono: el Guevara islámico".