Rehén en Irak: Dramático llamado de auxilio
22 de octubre de 2004La sangre de Kenneth Bigley aún no se ha secado en las retinas emocionales de la opinión pública, cuando un nuevo video vuelve a estremecer a Gran Bretaña y al mundo: las imágenes de Margaret Hassan, quien dirigía las actividades de ayuda de la organización Care en Irak hasta que fue secuestrada el pasado martes, resultan estremecedoras. Difundidas por la estación árabe Al Yazira, la muestran atemorizada, rogando por su vida y planteando a Londres una demanda que, de seguro, ella misma sabe imposible de cumplir: la retirada de las tropas británicas de Irak.
Polémica en Gran Bretaña
El gobierno de Tony Blair ya lo ha dicho claramente, en más de una ocasión: con el terrorismo no se negocia. Que no es mera retórica lo demostró el trágico caso de Bigley, asesinado por sus captores, a quien menciona expresamente Margaret Hassan en su llamado de auxilio. No obstante, este nuevo embate de seguro exacerbará la discusión en Gran Bretaña, ya de por sí encendida por la decisión de trasladar tropas a las cercanías de Bagdad, a pedido de Estados Unidos.
El ministro de defensa, Geoff Hoon, asegura que la medida obedece a razones militares y no políticas, refutando así las críticas de que se pretende colaborar con la campaña de George Bush, a pocos días de las elecciones presidenciales estadounidenses. Pero cualquiera sea la motivación, lo cierto es que el paso genera polémica, incluso dentro de las filas laboristas. Las inmediaciones de Bagdad son un terreno más peligroso que el sur del país, considerado bastante “seguro”, aunque tratándose de Irak todo es relativo.
Leves esperanzas
A Blair no le queda más que apretar los dientes y tratar de buscar vías para negociar, bajo cuerdas, alguna fórmula que permita salvar la vida de Margaret Hassan. En el caso de Kenneth Bigley, nada dio resultado. En el de la directora de Care en Irak, las esperanzas son también escasas. A su favor podría jugar el hecho de que las siete mujeres secuestradas antes que ella en Irak han sido liberadas, como ocurrió con las dos italianas que realizaban labores humanitarias.
No sólo el hecho de tratarse de una mujer podría hacer recapacitar a sus captores. La historia personal de Margaret Hassan, casada con un iraquí y convertida al Islam, es también un alegato a su favor. “No sé quiénes la secuestraron, pero deben saber que mi mujer ha trabajado casi toda su vida por el pueblo de Irak y se considera a sí misma una iraquí”, señaló su esposo, Tahsin Ali Hassan. Su asesinato, por lo tanto, no constituiría para los extremistas precisamente una forma de ganar adeptos. En consecuencia, la mayor ayuda podría venir de la población del mundo musulmán. De Blair no cabe esperar que ceda.