Recuerdo a la I Guerra Mundial en Berlín
13 de mayo de 2004El Museo Alemán de Historia abrió al público en Berlín la exposición "La Guerra Mundial 1914-1918, acontecimiento y recuerdo", que da cuenta de los orígenes, dimensiones y consecuencias de ese conflicto. Esta muestra diseñada en alemán y en inglés, que permanecerá abierta hasta el próximo día 15 de agosto, explica a través de setecientos objetos procedentes de museos y archivos de veintidós países el desarrollo del conflicto y reserva un espacio considerable a historias personales de víctimas. La primera parte de la muestra explica cómo el progreso técnico y el desarrollo industrial, combinados con el auge de movimientos radicales en Europa, originaron el conflicto, que estalló el 1 de agosto de 1914 tras el asesinato del emperador Francisco José de Austria en Sarajevo. Bajo el título "Experiencia", esa primera parte transmite una imagen exhaustiva del día a día en el frente y entre la población civil y contiene el mayor número de objetos, tales como fotos uniformes, armas y cartas de soldados. Un catálogo ilustrado reproduce la mayoría de objetos y añade al contenido textual de la muestra ensayos y comentarios de historiadores alemanes que ven en el periodo que abarca las dos guerras mundiales una época de inestabilidad análoga a la guerra de los Treinta Años (1618-1648). La devastación en este último conflicto de buena parte de Europa Occidental, sobre todo Alemania, se repetiría con la I Guerra Mundial en unas dimensiones que la técnica hizo mucho mayores. Los historiadores calculan que la guerra, que se globalizó con la intervención de Estados Unidos y la extensión de frentes a Africa y Arabia, causó alrededor de diez millones de muertos en Europa. El genocidio armenio a manos del Imperio otomano y el uso, por primera vez en la historia, de lo que hoy llamamos "armas de destrucción masiva" -el gas que los alemanes aplicaron en el frente-, dan cuenta de un horror que el mundo hasta entonces desconocía y que la exposición de Berlín documenta ampliamente. Objetos curiosos como un altar portátil procedente de Austria para su uso en el frente comparten espacio con vigas de fosas comunes y ejemplares originales de los tratados de paz, incluido el de Versalles, base de la segunda guerra. La segunda parte está dedicada a las formas de recuerdo de la guerra en los países que sufrieron más bajas, especialmente el surgimiento de los monumentos al soldado desconocido y la popularización de la amapola roja que crecía en los campos de batalla del noreste de Francia