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¿Reciclaje populista para Sudamérica?

cp (02.03.2004)3 de marzo de 2004

Luego de la derrota electoral del ultraconservador Partido Schill en Hamburgo, su jefe, Ronald Schill, pretende emigrar hacia América del Sur exportando sus ideas populistas de derecha.

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Ronald Schill quiere hacer carrera política en Sudamérica.Imagen: AP

Los comicios parlamentarios del domingo en la ciudad de Hamburgo resultaron en el triunfo aplastante de la Unión Cristiano-Demócrata (CDU), que consiguió la mayoría absoluta con el 47,2 por ciento de los votos. Perdedores resultaron el FDP y el Partido Schill, cuyo jefe, Ronald Schill, también conocido como el "juez implacable" a causa de sus fallos judiciales, acusa a los medios de haberlo "maltratado" y considera que las elecciones fueron fraudulentas.

Con mano dura hacia Sudamérica

Figura mediática como pocas, el populista alemán de derecha Schill basó su propuesta política para la ciudad-estado de Hamburgo en el combate contra la delincuencia con "mano dura", prometiendo reducir la cantidad de delitos a la mitad en el lapso de un año, objetivo que no alcanzó a cumplir. Sus ideas sobre política interna se caracterizan por lo provocantes y rayanas al mal gusto, como cuando declaró necesario importar el gas venenoso que causó la muerte de cientos de rehenes en Moscú para combatir el terrorismo en Alemania.

Neue Polizeiuniformen für Hamburg vom Designer Luigi Colani
Ronald Schill presenta elegantes modelos de trajes policiales.Imagen: AP

Tras su derrota electoral volvió a asestar un golpe mediático al declarar que planeaba abandonar Alemania para exiliarse en Sudamérica. Algunos medios, entre ellos "Der Spiegel", citan la posibilidad de su candidatura presidencial en Uruguay.

Schill refuerza el cliché latinoamericano

La actitud de este político ultraconservador despierta natural curiosidad y asombra lo repentino de semejante decisión, además de plantear graves dudas sobre su seriedad. Basada en quién sabe qué apreciación sobre la realidad sudamericana, Schill refuerza con este gesto el cliché de los "países bananeros" que necesitan de líderes autoritarios y carismáticos, aunque fuesen importados, para poder florecer y desarrollarse. Más bien se lee entre líneas su deseo de huir de una derrota política que demostró que la ciudadanía de Hamburgo quería librarse de quien le prometía soluciones fáciles y proclamaba "ley y orden" por doquier.

Los analistas políticos entrevistados por DW-WORLD consideran que los planes de Ronald Schill en cuanto a hacer carrera electoral en Sudamérica no son más que una broma de mal gusto, principalmente debido a la evidente falta de conocimiento del ex-candidato acerca de la situación socio-política de América Latina. Bert Hoffmann, Dr. en Ciencias Políticas del Instituto de Asuntos Latinoamericanos (IIK) de Hamburgo, señala que el mensaje que desea transmitir Schill es "que su política de mano dura será apreciada en otras latitudes, ya que él piensa seguramente que la población hamburguesa no ha sabido agradecerle su compromiso en la lucha contra la delicuencia." También indica el experto que "la visión de Schill sobre América Latina es muy selectiva y representaría seguramente la de una élite muy conservadora, que cree debe haber orden y disciplina por encima de todo, y que hay que aplicar medidas 'duras' en la lucha contra los delicuentes, supuestos delincuentes y marginados sociales."

Uruguay: Menschen warten auf Lebensmittelverteilung
Imagen: AP

Sin lugar en el paraíso

Por su parte, Klaus Bodener, Director del Instituto Ibero-Americano de Hamburgo, considera que, a pesar de existir antecedentes históricos que dan testimonio del éxito de los movimientos de derecha en comicios germanos municipales o regionales, la cultura política alemana está tan afianzada que dichos partidos no tienen posibilidades de éxito a largo plazo. Y agrega que "en el caso de Schill, se suma su carácter como agravante de su derrota".

La fulminante caída de Schill tranquiliza a la población hamburguesa y demuestra que la mayoría de los electores no cree en la imagen del "sheriff" como solución a los problemas sociales. En cuanto a Sudamérica, queda abierta la cuestión de si en las circunstancias actuales, en las que la violencia y la injusticia social están a la orden del día, podría volver a surgir en la población el deseo de entronizar a líderes populistas. Sólo entonces tendrían políticos como Schill un lugar en el paraíso. Según Bert Hoffmann, es de desear que los países sudamericanos, que ya tienen bastante con solucionar sus propios problemas, sepan protegerse de la exportación de programas políticos ineficaces.