La Ley de Naturalización de 1970 estipulaba que solo “las personas blancas libres” podían conseguir la nacionalidad estadounidense. Desde entonces, la discriminación se ha extendido a toda la política migratoria de Estados Unidos, especialmente contra ciudadanos de Asia, África y América Latina.
El objetivo de mantener la composición étnica del país tal cual era en el 1900 determina quién encaja y quién no. Si bien, cuando se necesita mano de obra, el país le abre la puerta a personas blancas y no blancas, para estas útlimas suele ser un imposible obtener residencia legal o la ciudadanía.
Cultura21 hace un repaso a la historia de la migración en Estados Unidos en conversación, entre otros, con Michele Wucker –analista política– y Hiroshi Motomura –jurista–, y muestra cómo la discriminación sigue influyendo sobre quién puede quedarse en el país.