¿Piratas en el Caribe?
16 de junio de 2011Publicidad
Los estudios de cine Disney tuvieron suerte: si los verdaderos forajidos de altamar causaran estragos en el archipiélago de las Antillas como lo hacen desde hace años alrededor del Cuerno de África, es poco probable que la película Piratas del Caribe hubiera dado pie a exitosas secuelas en las que su protagonista, el capitán Jack Sparrow, romantiza la imagen de los bucaneros sin ley. “En aguas latinoamericanas la piratería no representa peligro alguno para las compañías de transporte de cargas y personas”, asegura Eigel Wiese.
Wiese es uno de los analistas navales invitados a disertar sobre la materia en el marco de la Conferencia y Exhibición Internacional de Defensa y Seguridad Marítima que empezó este miércoles (15.6.2011) en el Centro de Convenciones de Hamburgo. La alemana es la tercera industria naviera más grande del mundo y sus intereses se han visto afectados por asaltos armados en aguas internacionales recientemente, de ahí que el tema de la piratería tenga relevancia en esta ágora bienal, auspiciada por el Gobierno germano.
“En aguas latinoamericanas se practica la piratería, pero no como lo hacen los somalíes, quienes capturan barcos por las sumas de dinero que pueden demandar a cambio de la liberación de los rehenes y no por el valor de la nave o de su carga. Yo no conozco país latinoamericano alguno que tolere el secuestro de marineros durante tanto tiempo sin que el Estado haga algo al respecto”, matiza Jan-Thiess Heitmann, representante de la Asociación de Navieros Alemanes (VDR), subrayando que, pese a su crisis institucional, Haití no es Somalia.
Piratería amateur
“Lo que tiende a ocurrir en el mar Caribe y frente a las costas de los Estados centroamericanos es que las naves de lujo son capturadas, camufladas para que parezcan botes deportivos y usadas para el tráfico de drogas. Sus tripulantes también suelen ser objeto de robos porque se sabe que tienen una caja fuerte a bordo con dinero para comprar provisiones en los puertos”, explica Wiese, insistiendo en contrastar lo que él describe como “asaltos al azar” con los ataques piratas sistemáticos que proliferan en otras partes del planeta.
El problema de Somalia
A principios de 2011, enfatizando el hecho de que 700 marineros se hallaban secuestrados por piratas en aquel momento, la Asociación de Navieros Alemanes (VDR) instó al Gobierno de Berlín a ejercer presión sobre la comunidad internacional para aprobar nuevas medidas que realmente desalienten los ataques mar adentro y posibiliten la defensa activa de los barcos. Su recomendación: permitir que miembros de la policía y de la marina de distintos países suban a bordo de las naves necesitadas de protección cuando surquen aguas de alto riesgo.
Repeliendo los ataques piratas
Por otro lado, según Wiese, no hay razones para temer que la piratería diletante se expanda por el mar Caribe a mediano plazo, con todo y que en torno a las islas antillanas circulan más barcos de lujo que a lo largo de la costa atlántica de Suramérica o de la costa pacífica del continente. “Las condiciones en Latinoamérica no propician los asaltos en altamar como una forma de crimen organizado. Sus países tienen instituciones que funcionan en mayor o menor grado, mientras que Somalia es un Estado fallido”, compara el analista.
Autor: Evan Romero-Castillo
Editora: Emilia Rojas
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