“El sonido es una fuente inagotable de información,” afirma Paola Moscoso. La joven bióloga se ha especializado en ecoacústica. Portando sus equipos de grabación se interna en la Amazonía ecuatoriana y explora el paisaje acústico. Pero ¿qué es exactamente lo que está investigando? ¿Qué y cómo interpreta los datos arroja el espectrómetro de audio cuando analiza las grabaciones? De la misma manera que los efectos antropogénicos impactan en un bosque y “se ven”, un paisaje acústico también da señales de transformaciones y anomalías asociadas a la actividad humana. Una técnica emergente y multidisciplinaria de investigar. “Hay un proceso muy interno de aprender a escuchar y a entender cómo funcionan los ecosistemas, y si están sanos o no,” explica. Su propósito es registrar el paisaje sonoro como existe hoy. Se trata de un trabajo de memoria, además de científico. En definitiva, para que la gente tome conciencia de la importancia de los paisajes sonoros para preservar la biodiversidad.