Portugal 2 – México 1

México comienza el partido pisando fuerte, queriendo arrollar a Portugal y al principio pareció que lo iba a lograr. En el minuto dos, Ricardo, el guardameta portugués atrapa un tiro corto que Fonseca saca dentro del área chica, luego de eludir a dos defensas portugueses.

El once mexicano quiere obligar un gol temprano. Pero el que hace el gol es Portugal. Apenas jugados seis minutos, Simao elude a tres defensas mexicanos por la izquierda y pasa a Maniche, que desde la segunda línea saca un disparo inalcanzable para Sánchez.

México comenzó jugando mejor, pero Portugal hizo el primer gol: un balde de agua fría. No obstante, la tricolor no se amilana y sigue pisando fuerte. La Volpe ordena un cambio táctico: baja a Rodríguez a la línea de tres y Márquez se adelanta algo.

México no encuentra la fórmula

Pero México no encuentra la fórmula para abrir una defensa portuguesa muy bien plantada en la cancha. Para peor, en el minuto 24, Márquez va bastante claramente con la mano al balón en el área penal, por lo que al árbitro no le queda otra posibilidad que cobrar la pena máxima.

La ejecuta Simao, que saca un tiro fuerte hacia la derecha de Sánchez, que intuye la esquina, pero no puede evitar el tanto. Portugal pasa a ganar 2 a cero. Y la situación se complica para México.

Pero no por mucho tiempo. En el minuto 29, un golazo de México. Fonseca convierte de cabeza, luego de tiro de esquina. Fonseca cabecea hacia abajo, hacia la izquierda de Ricardo, que sólo la ve pasar...

El partido cobra entonces gran fuerza y emoción. Son los mejores minutos del encuentro, un intercambio abierto de golpes entre los equipos. México logra meter al rival en la propia media cancha portuguesa. Un segundo tanto mexicano parece cosa de tiempo.

Bravo erra un penal

La gran oportunidad la tiene Omar Bravo en el minuto 56. Penal para México, por falta en el área penal. Bravo toma carrera, dispara fuerte hacia arriba, pero demasiado arriba, la pelota se pierde afuera. De cierta forma, este penalty hace perder los nervios a un México que venía jugando mejor que Portugal.

En el minuto 60, ello se traduce en una tarjeta roja: Luis Pérez es echado afuera por dejarse caer en el área y reclamar tiro penal, que el árbitro interpretó de otra manera. El vídeo posterior parece confirmarlo, efectivamente: Pérez cae como un saco de patatas, a pesar de que quien lo marcaba prácticamente no lo toca. ¡Qué lástima!

De allí en más, el partido continúa entreverado, confuso. México con diez hombres, intentándolo todo, pero sin orden, sin claridad. Mientras tanto, en Leipzig, el partido entre Irán y Angola se pone 1 a 1, luego de remontar los iraníes con gol de Bakhtiarizadeh la ventaja que había sacado Angola en el minuto 60 con tanto de Falvio.

México se sabe en octavos. Termina el partido. México se marcha a cabina contento por haberse clasificado, pero frustrado por el desarrollo de un partido que hubiera merecido, por la entrega del once tricolor, otro desarrollo.

No obstante, el partido importante no es el que ya pasó, sino el que vendrá. Y México continúa teniendo todas las posibilidades. Está en sus manos... o, mejor dicho, en sus pies.