Por falta de neutralidad

El mundo se encuentra invitado entre amigos, según reza la leyenda de este campeonato. Y a los invitados hay que tratarlos con respeto y buenas maneras. La canciller alemana, Angela Merkel, se alegraba ayer comedidamente del triunfo del combinado nacional germano: procurando no dar saltos de alegría y conteniendo la emoción en los puños cerrados, única muestra de entusiasmo junto con la desencajada cara de felicidad.

Sobre el terreno de juego, el árbitro ya se sabe que debe ser imparcial. Pero cabe no olvidar que esto no es la Bundesliga y que no hay equipo que oficialmente juegue en casa. El campo es un terreno neutral, como debe serlo la voz que irradia la megafonía.

Demasiado apoyo

Andy Wenzel se llama el comentarista que podría pasar a partir de ahora a engordar las cifras del desempleo en Alemania- con lo que el gobierno alemán se había alegrado los buenos resultados de las últimas estadísticas.

Hace 13 años que Wenzel le pone voz a los partidos de la Bundesliga alemana. Y no es que los comentaristas germanos sean precisamente famosos por su efusividad y su propensión a dejarse dominar por la pasión futbolística. Sin embargo, Wenzel trabajaba esta vez en representación de la FIFA y cometió un error que para la organización internacional es imperdonable: en un momento en que Argentina anunció un cambio en su alineación, a Wenzel se le ocurrió instar al público berlinés a animar a Alemania. "Nuestro equipo necesita ahora nuestro apoyo", dijo. Demasiado "nuestro" resultó el equipo en opinión de la FIFA.

"Estas palabras no tienen nada que ver con la neutralidad de un comentarista. Es inaceptable", declaró al respecto el portavoz de la FIFA Markus Siegler, y la petición al Comité Organizador del Mundial de que Wenzel sea retirado de su puesto frente al micrófono ya ha sido enviada.