Las deudas del G-20
27 de junio de 2010Aunque este sábado (26.6.2010) no se le dio respuesta a todos los dilemas enfrentados por las economías industrializadas y emergentes reunidas en Toronto con motivo de la cumbre del G-20, sí se logró llegar a un acuerdo concreto: reducir el déficit público. La canciller alemana, Angela Merkel, anunció que el déficit de los países industrializados debe ser reducido a la mitad antes de 2013; sin embargo, las discusiones continúan este domingo (27.6.2010) para determinar las “diferentes velocidades” con las que se consumará este proceso de estabilización de las deudas nacionales, dependiendo de las posibilidades de cada país.
El presidente estadounidense, Barack Obama no fue el único en expresar su temor a que la propuesta europea de reducir el endeudamiento estatal –tras haber inyectado recursos a la economía para hacer frente a la recesión– frenara ahora la recuperación añorada por todos. Otros líderes, como el primer ministro indio, Manmohan Singh, mostraron su respaldo al mensaje emitido por Obama en Canadá: "Estamos apuntando en la misma dirección, que es crecimiento sustentable a largo plazo para poder poner a la gente a trabajar".
Europa, fuera de forma
Los europeos son quienes mejor están representados en los círculos de poder del mundo; entre otras razones, porque la comunidad de los 27 sigue siendo el mayor exportador del mundo: los líderes de seis países de la Unión Europea (UE) fueron invitados a la cumbre del G-20 en Toronto, y a ellos se unieron dos representantes de alto nivel de la UE. Sin embargo, a juicio de los observadores, el Viejo Continente no demostró estar en forma este fin de semana y hasta lució un tanto apocada durante el encuentro en Canadá.
El semblante agotado es atribuible a la crisis, que en Europa es sobre todo una crisis de deuda. "El mayor riesgo, si lo hay, es la deuda estatal", opina el nuevo ministro de finanzas británico, George Osborne, aludiendo al hecho de que el déficit se está disparando en muchos Estados comunitarios. Grecia, uno de los países que más pecó este año con su exceso de déficit pudo librarse sólo con ayuda de un colapso financiero, mientras se creó un paraguas de salvamento de 750.000 millones de euros para evitar casos similares en la eurozona.
Aclarando malentendidos
Varias de las delegaciones presentes en Toronto respiraron aliviadas al constatar que, al menos en estos momentos, en Europa no han aflorado nuevos casos como el de Grecia. Pero, aunque la crisis dejó claro que los europeos deben reforzar sus finanzas y mercados, sus exigencias de un impuesto a los bancos y a las transacciones financieras no son ni aplicables ni bienvenidas en todo el mundo.
En la doble cumbre del G-8 y G-20, los mandatarios de la UE explicaron pacientemente sus estrategias de salvamento a sus homólogos en otros continentes, tranquilizándolos al asegurar que no se pisará de inmediato el pedal del freno para fomentar el ahorro. "A muchos no les quedaba claro que este año continuaremos con medidas de impulso coyuntural", afirmaba el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.
La cumbre continúa
No hay una receta válida para todos que ponga coto a la crisis financiera: para el presidente estadounidense, Barack Obama, un "crecimiento duradero y robusto" sigue siendo la prioridad. Y en lo que a ese paradigma se refiere, Europa no tiene mucho que ofrecer: en estos momentos la economía de la eurozona podría crecer en un 1 por ciento que, en comparación con los pronósticos de crecimiento mundial de casi el 5 por ciento para este año, es muy poco.
En cambio, el anfitrión de la cumbre, el primer ministro canadiense, Stephen Harper, exuda confianza y optimismo: su país salió bien parado de la crisis económica mundial y espera en 2010 un crecimiento por encima del tres por ciento. En otras palabras, la gran disputa de la cumbre en torno al curso apropiado a seguir para hacerle frente a la crisis continúa sin resolverse. "Una consolidación presupuestaria favorable al crecimiento" versa la fórmula mágica, lo que significa que unos seguirán impulsando la coyuntura y otros continuarán ahorrando.
Autor: Evan Romero-Castillo / dpa / Reuters
Editora: Claudia Herrera Pahl