Nueva discusión sobre un viejo proyecto de ley
13 de marzo de 2003La coalición de socialdemócratas y verdes presentó el antiguo proyecto de ley en el Parlamento.
El único modo de obtener la aprobación de ley en la Cámara de Representantes sería a través de un compromiso con la oposición.
Mientras que la coalición de oposición CDU/CSU exige corregir una serie de puntos de dicha ley, el ministro del interior, Otto Schily, afirma que "las diferencias no son en absoluto tan grandes como se quiere hacer creer a la opinión pública". El ministro socialdemócrata opina que la coalición roji-verde gobernante ya ha hecho un gran número de concesiones sobre su proyecto de ley y que sólo aceptarán un compromiso si el mismo representa las posiciones de todos los partidos.
Ante la improbabilidad de lograr un acuerdo en el Parlamento, se apuesta ahora a la comisión de mediación, que deberá –como bien lo dice su título- mediar entre la Cámara de Representantes y el Parlamento.
Oposición desenmascarada
Wolfgang Bosbach, presidente suplente del grupo parlamentario de la Unión (CDU) reprocha al gobierno ir demasiado lejos con la inmigración y descuidar la integración de los extranjeros residentes en Alemania. El político prosigue su declaración afirmando que "no queremos una sociedad multicultural, no queremos más inmigración". Luego de haber tomado claramente posición en contra de la inmigración, asegura que la oposición no aceptará jamás una ley que no responda a los intereses de Alemania.
Pero la realidad nos dice que Alemania ya es un país de inmigrantes, que cuenta con una población de 82 millones de habitantes. Sin los inmigrantes la población se reduciría a 55 millones de personas.
Según el partido ecologista verde ahora se trata de instrumentar la inmigración. Los verdes reprochan a la oposición una "parálisis en la innovación", que es dañina para toda Alemania.
Los Liberales mediando
El partido liberal (FDP) a su vez intenta movilizar la discusión estancada, variando el proyecto de ley a debatir. La propuesta del FDP se basa en la ley roji-verde, pero considera también los intereses de los demócrata-cristianos. "Alemania no es un país de inmigrantes tradicional, sino de hecho", distinguen los liberales.
Entretanto la economía exige una regulación flexible de la migración laboral, ya que siguen faltando desde hace tiempo especialistas en el país.
La estructuración de la inmigración es fundamental para la paz interna y el futuro de Alemania, afirmó el ministro del interior Schily.