Nueva controversia en la Unión Europea
21 de marzo de 2003Pese a los perceptibles esfuerzos por esquivar el bulto de una discusión sobre las diferentes posiciones de los países de la Unión Europea en torno a la guerra de Irak, la cumbre de la UE terminó con un nuevo y estrepitoso desacuerdo. De nada sirvió que se lograra un consenso básico en cuanto al papel central que los 15 atribuyeron a la ONU en lo tocante a la ayuda humanitaria para la población iraquí. Ni el hecho de que todos se mostraran dispuestos a prestar asistencia en este campo.
¿Legitimación a posteriori?
La gélida atmósfera imperante entre el presidente francés, Jacques Chirac, y el primer ministro británico, Tony Blair, no se limitó al hecho de que ambos se esquivaran ostensiblemente durante todo el encuentro celebrado en Bruselas. La tensión latente dio paso a un abierto choque cuando el jefe de gobierno londinense planteó su deseo de que las Naciones Unidas otorguen un mandato para regular los tiempos de postguerra en Irak. Según Blair, dicho mandato no sólo debería referirse a la asistencia humanitaria, sino también a la constitución de una administración civil, una vez derrocado Saddam Hussein.
No es de extrañar que tal propuesta haya desatado la más enérgica oposición del presidente galo, por cuanto su gobierno hizo lo posible por evitar, hasta el último momento, el estallido de la actual ofensiva contra Irak, amenazando incluso con utilizar su derecho a veto en el Consejo de Seguridad. Más claro no pudo haber sido Chirac al afirmar que su país no aceptará una nueva resolución que pudiera justificar a posteriori la intervención militar y entregar la administración de Irak a los estadounidenses y británicos. Por el contrario, el mandatario francés subrayó la necesidad de un "retorno lo más rápido posible a legalidad internacional" que se abandonó con esta guerra.
Nuevo orden mundial
Las profundas grietas abiertas por este conflicto en el seno de la Unión Europea, evidentemente, seguirán teniendo consecuencias. Por lo pronto, el canciller alemán, Gerhard Schröder, anunció que su país, Francia y Bélgica intentarán acelerar el desarrollo de una política comunitaria de seguridad y defensa. El jefe de gobierno germano puntualizó que todos los países podrán participar en tal iniciativa, dirigida igualmente a "fortalecer el pilar europeo de la OTAN".
En lo tocante a las fricciones transatlánticas derivadas de la crisis iraquí, el jefe de la diplomacia romana, Franco Frattini, anunció que en junio se llevará a cabo un encuentro entre la UE y Estados Unidos, para conversar sobre materias de seguridad. El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, instó a los gobernantes europeos a poner en la agenda el tema del nuevo orden mundial que se está perfilando.
Sin duda queda mucha tela que cortar en la materia, y la Unión Europea está consciente de que sólo si encuentra la forma de hablar con una sola voz tendrá peso en la política internacional. Por lo pronto, sólo ha conseguido ponerse de acuerdo en que "las Naciones Unidas deben seguir desempeñando un papel central durante y después de la actual crisis", según reza la declaración final de la cumbre.