“No habrá triunvirato”
13 de febrero de 2004El canciller alemán, Gerhard Schröder, y el primer ministro británico, Tony Blair, se reunieron el jueves en Berlín para preparar la cumbre que mantendrán el día 18 de febrero con el presidente francés, Jacques Chirac. En la rueda de prensa, tras la entrevista celebrada con Schröder en la Cancillería, Blair contestó a las críticas contra las repetidas cumbres tripartitas expresadas por países como Italia o Polonia, que han advertido abiertamente contra la formación de un “directorio” o un “triunvirato” que mande sobre los estados más pequeños en la Unión Europea.
Blair declaró que “en la Europa de 25 habrá asuntos que deberemos tratar entre nosotros (Reino Unido, Francia y Alemania)”, pero que eso no debe crear recelo. “Ambos nos esforzamos, con mucha dedicación, por sacar adelante una política industrial europea; es un interés que compartimos, tanto por mejorar la competitividad de la UE como de cada uno de nuestros países”, añadió Schröder. El encuentro entre ambos líderes estuvo marcado por el intento de dar una imagen de unidad y amistad.
La misión iraní como buen ejemplo
Francia, Gran Bretaña y Alemania unidos- esto podría significar la superación de las disonancias creadas por la guerra en Irak, un centro de decisiones en una UE ampliada a 25, pronto a 27 (con Rumania y Bulgaria), y algún día (con Turquía) a 28 naciones. En Berlín se sabe de sobra que Francia y Alemania solos ya no podrán mover este gigante. Hay que incorporar a los británicos en la cabina de pilotos.
La acción concertada de los tres en el asunto del programa nuclear iraní demuestra que esa “alianza” tiene potencial, sobre todo en el campo de la política exterior y militar. Pero el tímido acercamiento de Gran Bretaña al dúo franco germano crea temores comprensibles en el resto de Europa.
¿La misma sopa para todos?
Esta misma semana, el primer ministro portugués, José Manuel Durao Barroso, animó a luchar para que su país y España “jamás” queden en posición periférica en la UE, sometidos a un “directorio” de dos o tres países. Barroso recalcó que las dos naciones comparten su rechazo a la idea de un “directorio” de países que “sirvan la comida hecha” al resto de socios.
Pero a pesar de estos temores, expresados también por otros líderes europeos, el nuevo formato de cumbre, tripartita, y la inseguridad sobre sus efectos están estrechamente relacionados con las experiencias desastrosas del pasado año 2003: la división en una “vieja” y “nueva” Europa, y el fracaso de aprobar una constitución para la Unión Europa.
La necesidad de superar el estancamiento en el proceso a una mayor unión política de la UE es evidente. Los riesgos son altos, pero la recompensa sería aun mayor.