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Minería submarina: la fiebre de lo desconocido

Serdar Vardar
8 de julio de 2025

Con el respaldo del Gobierno estadounidense, una empresa canadiense se dispone a eludir las leyes de la ONU y empezar a aspirar de aguas internacionales lo que considera metales aptos para baterías.

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Robot de buceo en el mar.
La exploración robótica de las profundidades marinas ha descubierto recientemente varias especies nuevas que podrían estar en peligro por la extracción de metales y minerales del fondo oceánico.Imagen: Schmidt Ocean Institute/ZUMA/IMAGO

Mientras se inician en Jamaica las conversaciones oficiales sobre la necesidad de establecer normas que protejan los fondos oceánicos para las generaciones venideras, podría estar a punto de ponerse en marcha la primera explotación minera comercial de los fondos marinos del mundo en aguas internacionales.

La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos aún no ha anunciado oficialmente si iniciará el proceso de revisión de una solicitud para empezar a extraer metales del fondo marino.

The Metals Company (TMC), una empresa de extraccion de metales, presentó su solicitud después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmara una orden ejecutiva para agilizar las solicitudes privadas de exploración de los fondos marinos en busca de minerales preciosos. 

Según una ley de la ONU, las aguas internacionales son consideradas por 169 países y la Unión Europea, "patrimonio común de la humanidad”. A diferencia de Estados Unidos, todos ellos son miembros de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos, creada para proteger los ecosistemas de los fondos oceánicos. Este organismo no permite la explotación minera de los fondos marinos, aunque ha concedido algunos permisos de exploración.

Se sabe que los fondos marinos albergan ricos yacimientos de minerales como cobre, cobalto y níquel, considerados importantes para las baterías de los vehículos eléctricos y una transición energética ecológica, por lo que resultan muy atractivos para empresas mineras como TMC.

La empresa y la administración Trump han enmarcado cualquier actividad minera en el contexto de la orden ejecutiva de Trump de abril, presentándola como una cuestión de seguridad nacional y una forma de competir con China, que domina el mercado de las tierras raras. 

La misma historia, pero en aguas más profundas

No es la primera vez que Gerrard Barron, consejero delegado de The Metals Company, hace una audaz apuesta por explotar el océano. Hace una década, fue uno de los primeros inversores de la empresa canadiense llamada Nautilus Minerals, que se comprometió a extraer cobre y oro de los fondos marinos del estado insular de Papúa Nueva Guinea.

Una década después de cotizar en la Bolsa de Toronto en 2007 y recaudar cientos de millones de los inversores, Nautilus quebró sin llegar a explotar comercialmente el mar. Barron pagó su fianza y, supuestamente, se fue con 30 millones de dólares.

En cambio, Papúa Nueva Guinea, que dispone de recursos limitados para invertir en infraestructuras, educación y salud, se quedó con equipos en proceso de oxidación y millones de dólares en pérdidas de dinero público.

Ahora, la idea es explotar en aguas internacionales. Para llevar a cabo el proyecto, TMC ha adquirido filiales en las tres pequeñas naciones del Pacífico: Nauru, Tonga y Kiribati. 

Compañía bajo presión

DW ha analizado información recopilada por la unidad de investigación de Greenpeace Alemania y la organización anticorrupción sin fines de lucro Anti Corruption Data Collective.

Esos datos muestran que TMC ha cambiado su estrategia de presión desde los comités de política oceánica, donde la resistencia medioambiental es más fuerte, hacia los funcionarios estadounidenses de defensa y seguridad nacional. En esos círculos, la empresa insiste en que los minerales de los fondos marinos no son sólo un recurso tecnológico ecológico, sino un arma de seguridad nacional contra China.

En entrevista con DW, Barron comenta que "la elección de Trump fue una muy buena noticia para nosotros”. De hecho, apenas unas semanas después de que el presidente estadounidense firmara su orden ejecutiva sobre la minería de los fondos marinos, los precios de las acciones de TMC se dispararon.

¿Hasta qué punto son vitales estos metales?

TMC sigue afirmando que sus planes mineros son esenciales para la transición hacia energías limpias. Entre otros metales, los nódulos que espera extraer del fondo marino contienen cobalto y níquel, que en su día dominaron las baterías de los vehículos eléctricos.

Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), ahora sólo se espera que la demanda de cobalto y níquel se duplique en escenarios "cero neto" para 2040, una perspectiva más modesta que las anteriores expectativas de crecimiento más pronunciado. Mientras tanto, la AIE calcula que más de la mitad de la demanda de cobalto y el 12 por ciento de la de níquel podrían satisfacerse mediante el reciclaje. 

¿La minería de aguas profundas dañará el fondo oceánico?

TMC insiste en que su impacto en el lecho marino será mínimo y afirma que las operaciones de prueba son prometedoras para la recuperación del ecosistema con el tiempo. Pero biólogos de las profundidades marinas como Beth Orcutt siguen sin estar convencidos.

Segun Orcutt ,científica del Laboratorio Bigelow de Ciencias Oceánicas de Maine, "en los lugares donde se realizaron pruebas de extracción a pequeña escala en la década de 1980, la vida microbiana aún no se había recuperado 26 años después”.

La producción de esta investigación fue financiada con subvenciones del fondo de Periodismo de Investigación para Europa (IJ4EU).

(ob/ms/chp)