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Michael Speckin, el basurero

23 de abril de 2010

¿Levantarse pronto es estresante? El basurero Michael Speckin está convencido justamente de lo contrario. Calidad de vida significa para él disfrutar por la mañana de una taza de café, un cigarrillo y una buena charla.

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"Da igual que duerma una, cinco o diez horas", asegura Michael Speckin. Cada mañana se levanta a las seis para despedirse de su hijo. “Y luego me asomo por la ventana para decirle adiós, aunque ya tiene 21 años”, añade el padre de dos hijos con una amplia sonrisa.

Levantarse temprano es muy importante para Speckin: de ninguna manera hay que ponerse nervioso. Fumarse un cigarrillo, tomarse un café y alrededor de las siete ir al trabajo. Uno tiene que empezar totalmente despreocupado, de eso está seguro Speckin.

La jornada laboral en la planta de reciclaje comienza a las 7:45. Sin embargo, casi todos los trabajadores aparecen casi una hora antes. Les gusta sentarse juntos a tomar algo, un café, fumarse un cigarrillo y contarse las aventurillas de la noche anterior.

Estos encuentros son algo habitual entre recogedores de basura de toda Alemania, aclara Speckin de 47 años. El que no esté dispuesto a participar no podría pertenecer a esta familia.

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Un equipo muy unido.Imagen: DW

“Una comunidad de hombres”

Michael Speckin trabaja desde 1987 en la limpieza urbana de Hamburgo. Hasta hace tres años y medio, trabajaba en el camión de basura. Pero entonces aparecieron los problemas de espalda. Después de dos operaciones decidió empezar en la planta de reciclaje.

Aquí ya no tiene que transportar grandes pesos. Su tarea principal consiste en “coordinar” la basura que los trabajadores van trayendo a la planta. Allí dispone de una docena de contenedores en los que tiene que separar el follaje de los elementos electrónicos, los muebles y hasta los corchos de las botellas.

En la planta de reciclaje sólo trabajan hombres. “Esto es como una comunidad cerrada. Paramos juntos 9 horas al día y nos conocemos muy bien entre nosotros. Estoy contento de que sólo seamos hombres por aquí, pues hay muchas cosas de las que no podríamos hablar si no estuviéramos solos.”

Café a litros

Los compañeros de trabajo se distribuyen las tareas casi sin mediar palabra. Uno observa lo que hacen los demás y sabe lo que queda por hacer. “Hay que ser agradable con los clientes”, es la máxima de Michael Speckin. Quizás por eso se acercan muchos clientes a la planta, no sólo por la basura.

“Muchos vienen 3 ó 4 veces a la semana con una bolsa de basura, y ahí nos damos cuenta que lo quieren es charlar un poco. La mayoría son jubilados”, cuenta Speckin.

La gente les cuenta a veces historias sobre la basura: de dónde la han sacado, para qué la han utilizado y por qué la tiran. El recogedor de basura sonríe porque aquí en la planta de reciclaje uno se siente a veces como un “psicólogo”.

A menudo vienen también antiguos compañeros ya jubilados o que están de vacaciones. Aquellos que “pertenecen al clan” son agasajados siempre con café. Los recogedores de basura beben enormes cantidades de café, en el caso de Michael Speckin puede llegar hasta 20 tazas al día, a los que hay que añadir dos paquetes de tabaco.

Casi nunca se preocupa por su salud, aunque le gustaría dejar de fumar, sobre todo desde que su tío murió de cáncer de pulmón.

Un trabajo seguro

Michael Speckin no ha dejado de trabajar desde que tenía 15 años, ya ahora tiene 47. Justo después de terminar el colegio empezó a trabajar en el puerto. Realmente, le hubiera gustado llegar a ser mecánico o carpintero. Pero no encontró ningún puesto de aprendiz. Y después no había ahorrado lo suficiente para poder permitirse dejar de trabajar.

Pero con su trabajo actual, Speckin está muy satisfecho: “En principio es un trabajo seguro. La ciudad lo tiene muy difícil para despedir a alguien, pues no puede ir a la quiebra. Le resbala que la gente le diga: “¡Dios mío! ¿Un simple recogedor de basura?”, aclara Speckin y asegura que está muy orgulloso de su trabajo.

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Preparando los cigarrillos para el día siguiente.Imagen: DW

Desde la noche hasta la última página

Después del trabajo, Michael Speckin va directamente a casa. El hamburgués de 47 años no se puede imaginar la vida sin su familia y además, nunca ha vivido solo: “No me gusta que mi mujer no duerma en casa, pues yo tampoco puedo dormir”.

Dos o tres veces por semana va por la tarde al gimnasio, y si no pasa muchas horas encerrado en su sótano lleno arreglando aparatos.

También navega por Internet de vez en cuando y busca respuestas a preguntas que le vienen a la cabeza durante el día. Se entretiene con nuevos programas y repara de vez en cuando aparatos de familiares o conocidos.

Por la noche, a Michael Speckin le gusta sumergirse en la lectura de una buena novela de ciencia ficción o del oeste. Sus autores favoritos son William Shatner y Dan Brown. El libro “Illuminati”, de 700 páginas, lo leyó en dos tardes.

“Cuando empiezo un libro y me engancha, lo tengo que leer hasta el final”, sonríe. Cuando esto sucede le pueden dar las tres o cuatro de la mañana leyendo. Y el sueño acumulado ya lo recuperará al día siguiente.

Autor: Olga Sosnyska

Editor: Enrique López