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Matanza en Tucson: ¿fruto de una ''retórica del odio''?

10 de enero de 2011

La prensa europea comenta el atentado de Arizona, EE. UU., en el que un joven de 22 años asesinó a seis personas e hirió de gravedad a la congresista demócrata Gabrielle Giffords durante un mitín.

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Foto escolar de Jared L. Loughner, de 22 años, el tirador homicida de Arizona.Imagen: dapd

The Independent, de Londres: “Desde que Barack Obama llegó al poder, hace dos años, el discurso de la derecha estadounidense se ha visto teñido de una brutal parcialidad. Sarah Palin, ex candidata republicana a la vicepresidencia, animaba a sus adeptos con frases como ‘No a la moderación. Hay que recargar las armas'. La retórica del odio se ha vuelto aterradoramente personal. El lugar de nacimiento del presidente Obama y su religión son objeto de cuestionamiento por parte de la derecha opositora. De los sucesos de Tucson no se deben sacar conclusiones apresuradas, pero la historia enseña que un clima de enfrentamiento político es el caldo de cultivo ideal para el extremismo. Si la clase política permite que el lenguaje de la violencia esté a la orden del día, es muy probable que se lleven a cabo actos violentos. Los responsables políticos de Estados Unidos que aspiran al poder deberían demostrar más sentido de la responsabilidad.”



¿Cómo lograr la reconciliación?

Die Welt, de Berlín: “El nombre de Gabrielle Giffords se inscribirá con sangre en la historia de los Estados Unidos, donde no se había producido algo semejante desde el atentado contra el presidente Ronald Reagan, hace más de 30 años. El atentado de Arizona se produce en un ambiente de discordia y desconfianza, en el que EE. UU. experimenta día a día los límites de su poder, tanto en los frentes lejanos como en el clima interno de descontento. El lema de Obama era “Sí, podemos”. Hoy, reina el pesimismo debido a la crisis financiera, Irak y Afganistán, todas batallas perdidas. Luego del atentado contra Gabrielle Giffords, los estadounidenses se miran al espejo y ven una imagen deformada por el odio y el miedo. Esa no es la gran potencia de América del Norte. Los estadounidenses deberían preguntarse, y no son los únicos, de qué modo se puede lograr la reconciliación.”

"Las palabras pueden convertirse en balas"

La Repubblica, de Roma: “El odio a Barack Obama y sus seguidores es el abono que fertiliza la violencia en EE. UU. El odio contra el presidente y contra todo lo que éste representa. Seguramente, detrás del atentado de Tucson no se encuentra sólo un partido, ni la ‘diosa de la caza de Alaska', Sarah Palin, ni la nueva derecha del Tea Party. Pero la hábil escalada verbal y propagandística del populismo, sustentada en el miedo de millones de personas, puede provocar una espiral de gestos dramáticos en los débiles de espíritu. Las palabras pueden convertirse en balas en una sociedad en la que hay demasiadas armas en manos de demasiados ciudadanos. El tirador de Arizona no es un extraterrestre, sino más bien un hijo del Planeta América.”

"Fanática influencia del Tea Party"

El País, de Madrid: “El ataque contra Giffords ha supuesto, con todo, una llamada de atención sobre la crispación que vive Estados Unidos y de la que el Tea Party ha hecho su principal y casi única estrategia. Giffords, de 40 años, se ha caracterizado por su defensa de los derechos de los trabajadores extranjeros en un Estado que, como Arizona, ha tratado de convertir la inmigración ilegal en un delito. Durante meses, la congresista ha sido por ello objeto de una campaña de ataques en la que ha llegado a participar la propia Sarah Palin. Nadie en Estados Unidos se ha atrevido a señalar una relación directa entre la matanza de Tucson y la degradación política que vive el país, en especial tras las elecciones del pasado noviembre, en la que los republicanos obtuvieron la mayoría en el Congreso. (…) Incluso sin el ataque contra Giffords, los modos de hacer política instaurados por el Tea Party constituían un peligro creciente para la salud del sistema democrático en la primera potencia del mundo. (…) Si los republicanos logran poner coto a la expansión del Tea Party en sus filas, habrá sido un movimiento tan desestabilizador como, al fin, efímero. Pero las respuestas políticas a la matanza de Tucson solo acaban de empezar, y si el Tea Party supera la prueba habrá más razones que antes para temer su fanática influencia.”

CP/dpa

Editor: Pablo Kummetz