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¿Las marcas estadounidenses se vuelven “Made in Germany”?

8 de septiembre de 2025

La reputación y popularidad de los productos estadounidenses cae en todo el mundo, también en Alemania. Y algunas marcas recurren a estrategias curiosas: Coca-Cola se presenta ahora como un “producto alemán”.

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Cartel campaña Coca-Cola "Made in Germany".
Jana, empleada de Coca-Cola en Alemania: ¿pero de verdad la gaseosa es alemana?Imagen: www.coca-cola.com

Durante décadas, las compañías estadounidenses jugaron casi de locales en Alemania, al menos en la parte occidental, bajo control de los aliados. En el mercado negro de la posguerra, los cigarrillos provenientes de Estados Unidos llegaron a funcionar prácticamente como moneda de cambio.

El excampeón mundial de boxeo Max Schmeling era visto en EE. UU. como un "alemán bueno” y, tras retirarse del ring, se convirtió en representante de Coca-Cola en Alemania. Años después, Henry Maske, también campeón mundial, pero procedente del este alemán, se dedicó a la hostelería y abrió varios restaurantes con franquicia McDonald's en Colonia y Leverkusen.

Pero ¿cómo es hoy la relación entre las grandes marcas de EE. UU., Alemania y sus figuras públicas, en un momento en que la imagen de Estados Unidos en Alemania parece haber tocado fondo? ¿Y qué hay detrás de las informaciones que apuntan a que empresas estadounidenses recurren ahora al sello "Made in Germany" para promocionarse? 

McDonald's apela a lo local

El origen de la etiqueta Made in Germany se remonta a 1887, cuando el Parlamento británico obligó a señalar así los productos de origen alemán para desincentivar su compra, al considerarlos de baja calidad. El efecto fue el contrario: el sello pronto se convirtió en sinónimo de prestigio.

Dos personas transaccionan cigarrillos. Imagen en blanco y negro.
Cigarrillos en el mercado negro: tras la guerra perdida comenzó el amor alemán por los productos de EE. UU.Imagen: picture alliance / dpa

En las últimas semanas, varios medios alemanes informaron que empresas de EE. UU. estarían apelando al Made in Germany para mejorar su imagen en el mayor mercado europeo. McDonald's, sin embargo, niega estar en esa línea.

Consultada por DW, la compañía aseguró que se ve "como socio de largo plazo de la agricultura alemana" y "parte confiable de la vida cotidiana", con un 65 por ciento de materias primas de origen nacional y un 100 por ciento en rubros como carne, huevos, leche para café y pepinos.

Tesla, el efecto Musk y la reacción del consumidor

En otros sectores, la presión es mayor. Tesla, por ejemplo, paga cara la polarización en torno a su fundador, Elon Musk. La cercanía del empresario con Donald Trump dañó su imagen y, en Alemania, sus autos eléctricos ya no figuran entre los diez más vendidos.

En todo el mundo circulan coches Tesla con pegatinas que buscan marcar distancia: "Compré mi coche antes de que Elon se volviera loco", por ejemplo. El fenómeno refleja el poder del consumidor: cuando un producto se percibe como política o moralmente cuestionable, las ventas caen.

Boicots en Canadá y Dinamarca

Tampoco en Canadá lo tienen fácil las marcas de EE. UU. Según el semanario alemán Der Spiegel, crecen los llamados a boicotear productos estadounidenses. Para contrarrestar, muchas empresas recurren a etiquetas como "Made in Canada" o "Prepared in Canada". Incluso Heinz, marca icónica de EE. UU., publicita ahora tomates locales y mantequilla de maní elaborada con maníes canadienses.

En Dinamarca, la tensión aumentó desde que Donald Trump sugirió "comprar" Groenlandia. En supermercados, los productos europeos se distinguen con estrellas negras en los precios para facilitar la elección frente a las marcas estadounidenses. Coca-Cola, embotellada en el país por Carlsberg, ya reporta caída de ventas.

Coca-Cola, la campaña más visible

La reacción más clara en Alemania la ha dado precisamente Coca-Cola. Hace un mes lanzó la campaña "Made in Germany", con afiches e internet mostrando empleados con nombres como Daniel, Heike o Muhammed. El lema: "Made by (nombre del empleado)", acompañado de la frase "Made in Germany".

La empresa explicó a DW que busca visibilizar su "profunda integración en la sociedad alemana". Coca-Cola lleva casi un siglo en el país, pero una encuesta reveló que uno de cada cuatro alemanes no sabe que la bebida suele producirse localmente.

La iniciativa, sin embargo, llega en un momento de tensiones globales que hacen difícil separar la imagen de la marca de la política estadounidense. ¿Puede una compañía tan emblemática de EE. UU. reinventarse como "alemana"? Por ahora, la apuesta parece arriesgada.

(md/dzc)