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Las cartas sobre la mesa

25 de febrero de 2003

La división se hace patente en el Consejo de Seguridad de la ONU, tras el nuevo proyecto de resolución presentado por Gran Bretaña, junto a Estados Unidos y España. La prensa europea comenta sus implicaciones.

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El embajador de Estados Unidos ante la ONU, John D. Negroponte.Imagen: AP

El País, de Madrid, plantea en su editorial severas críticas contra el gobierno español: "No hay ninguna ambigüedad en la propuesta de nueva resolución que ayer puso sobre la mesa del Consejo de Seguridad el Reino Unido, con Estados Unidos y España como cosignatarios. Las máscaras han caído. Es un texto para la guerra, que Aznar ha preparado y suscrito a espaldas del Parlamento español, mientras se dispone a una posible participación militar junto a EE.UU. en lo que constituye un gravísimo precedente y una burla para la democracia. Todas las explicaciones y excusas para evitar un abierto pronunciamiento sobre la posición española formaban parte de un estudiado sainete, conocido por todos y negado reiteradamente por el Gobierno... La propuesta anglosajona y española, incluso si recibe los votos necesarios del Consejo de Seguridad, no fija en los inequívocos términos habituales una autorización del Consejo de Seguridad para el uso de la fuerza... En tales condiciones, una guerra es una violación de la legalidad internacional.

Inspecciones irrelevantes

El matutino alemán Neue Osnabrücker Zeitung opina que el presidente Bush habría hecho mejor en esperar y apunta: "Su propuesta para una nueva resolución sobre Irak no toma en cuenta el deseo de los inspectores de la ONU de proseguir los controles en el terreno. De este modo, el presidente estadounidense admite, indirectamente, que el trabajo del equipo de Blix ya no le importa. El Consejo de Seguridad debe sentirse agraviado, dado que su mandato de verificación ha sido denigrado a una mera coartada, bajo el siguiente lema: Ustedes pueden controlar lo que quieran y como quieran, pero mi decisión ya está tomada. Con ese estilo prepotente, un presidente puede comandar ejércitos, pero no conseguir el respaldo de la mayoría en la ONU. Una nueva resolución resulta superflua, mientras desde el punto de vista de Blix exista una perspectiva fundada de hacer cumplir las demandas de desarme de Irak sin una operación militar".

"Match" diplomático

En París, el diario Le Figaro hace notar que el apuro de Washington se enmarca en la estrategia de la administración Bush, que define así: "la partida diplomática debe terminar pronto, el desarme y el cambio de gobierno en Bagdad no pueden esperar mucho más, y la aprobación de la ONU sigue siendo una prioridad, pero no un requisito... La hora de la verdad ha llegado. Desde la perspectiva de la opinión pública, en esta crisis habrá un perdedor. La insubordinada Europa -Francia y Alemania- que se arriesga a un aislamiento; o Estados Unidos, que no consigue la venia de la comunidad internacional. Cierto es que la guerra parece inevitable, pero en el match por los votos en la ONU aún no hay nada resuelto".

El último acto

El periódico conservador británico The Daily Telegraph, opina: "Francia ha confirmado su papel de líder del bando opuesto a la guerra. La demanda de prolongar las inspecciones podría retrasar una operación militar hasta el mes de julio. La contraparte ha levantado el escenario para una discusión que podría decidir sobre el futuro de Irak, del Medio Oriente y de las Naciones Unidas. Estados Unidos, que en realidad no deseaba otra resolución, ha sido persuadido de que era necesario darle al Consejo de Seguridad la oportunidad de mantener el control. En lo que respecta a la crisis iraquí, se ha iniciado el último acto diplomático".