La venganza ucraniana
19 de junio de 2006
La goleada empezó pronto. El primer gol cayó en el minuto tres de partido. Se podría haber pensado que los sauditas estaban descolocados, que el tanto les pilló por sorpresa. Pero lo cierto es que ni antes ni después del gol hubo sauditas sobre el terreno de juego: no crearon ocasiones importantes- apenas llegaban a la portería contraria-, no lograron en ningún momento imponer su ritmo al partido- jugaron siempre a remolque del contrario- y los ucranianos, sin ser brillantes, tuvieron ocasiones suficientes como para marcar como mínimo cuatro goles.
Ucrania: no tan bien como mal Arabia Saudí
En repetidas ocasiones el partido se hizo un lío en el mediocampo. Los ucranianos, mal posicionados, no se entendían entre ellos y esperaban a que Shevchenko o Kalinichenko aparecieran para sacarlos de unos apuros inexistentes. Sin abrir a las bandas, las incursiones se realizaban siempre por el centro y la estampida hacia la portería saudita se convertía repetidamente en un “tira pa´delante” que contribuía al caos.
Sin embargo, los sauditas no lograron aprovechar ni una sola de las deficiencias ucranianas y el camino hacia el gol estuvo tan libre que durante 90 minutos, salvo en leves intentos de crear peligro por parte de los árabes, el encuentro se jugó en una mitad y ante un guardameta: el saudita Zaid.
Así fueron materializándose inevitablemente los goles. En el minuto 35 Rebrov encajó el segundo, en lo que ya se asemejaba a una sentencia temprana del encuentro. Nada más comenzado segundo tiempo, en el minuto 46, Shevchenko hizo el tercero y a pocos minutos del final el cuarto tanto de Ucrania, nacido de las botas de Kalinichenko, igualó la goleada a la vivida en carnes propias.
El público se divirtió
El público del estadio de Hamburgo se divirtió de lo lindo, coreando a Ucrania y haciendo la ola. Naturalmente, los seguidores sauditas no lo pasaron también, pero los ucranianos estaban en mayoría.
El partido fue vistoso por las numerosísimas ocasiones ucranianas, que seguramente ante otro combinado mejor no hubieran tenido posibilidad de existir. Los ucranianos se quitan una espinita y esperan que el billete para octavos no se les haya escapado para siempre de las manos.