La unión hace la fuerza
20 de octubre de 2002Aislados parecen pequeños, los estados centroamericanos. Pero unidos desde Guatemala hasta Panamá, suman un mercado de 34 millones de personas, con un producto interno bruto de 60.000 millones de dólares y un comercio nada despreciable de 37.000 millones de dólares. Las cifras presentadas por los representantes centroamericanos no dejan lugar a dudas sobre la importancia de este motor económico.
Estas pequeñas naciones latinoamericanas comienzan a cosechar los frutos de un esfuerzo conjunto por crear una zona en la que rige el libre comercio de mercancías, personas y divisas. Este esfuerzo que se remonta a 1960, se vio interrumpido por los golpes de la historia, guerras y dictaduras, pero también por duros reveses por parte de la naturaleza. Ahora, iniciado el Siglo 21, empieza a consolidarse el proceso.
Inversionistas cautelosos
Aún cuando Alemania está presente en toda América Latina sus inversiones se centran principalmente en las naciones más grandes del subcontinente. Brasil, México, Chile y Argentina son desde hace mucho sus socios tradicionales de inversión. A un lado quedan los países centroamericanos, a pesar del gran potencial que ofrecen. Comparado con un comercio exterior del 43% con Estados Unidos, el 13% que se alcanza con la Unión Europea parece irrisorio, tomando en cuenta la seguridad que ofrecen a los inversionistas la estabilidad política y también los marcos de reformas que los protegen jurídicamente.
Aun cuando los empresarios alemanes se muestran interesados, reine la cautela. La crisis económica de Argentina, por años uno de los gigantes de América Latina, hacen que los inversionistas se muestren reticentes.
Un potencial casi infinito
Es de preverse que a largo plazo los empresarios alemanes no desperdiciarán el enorme y variado potencial centroamericano, lo mismo que no han abandonado a sus grandes socios a pesar de crisis repetidas. En el caso de los grandes consorcios existe una tradición profunda e inversiones a largo plazo que hacen imposible pensar en una retirada. Muchas de ellas se han convertido en parte integrante de la realidad latinoamericana.
En el 2002 los países latinoamericanos en su conjunto lograron un crecimiento económico medio anual del 1,5%, incluso mayor que el de la eurozona. El crecimiento del subcontinente es espejo de naciones dinámicas y de generaciones jóvenes. E igual de vigoroso resulta el consumo que hay que abastecer. Sin embargo no se trata de sólo atraer la inversión, sino de desarrollar cooperaciones que respeten la idiosincrasia y cosmovisión de estas naciones. Sólo si se conocen las expectativas de las personas que viven en los diversos países, su idioma, cultura y tradiciones, se pueden hacer negocios exitosos.