La nueva tragedia griega
27 de agosto de 2004
Todo debía ser perfecto. Las olimpiadas volvían a su origen. Sin embargo, cuanto más se acerca el fin de los juegos, más decepcionados están atletas y público. Nadie está contento. Las entradas para la fiesta de clausura de los juegos están ahora de rebajas y frente al precio oficial de 750 euros, ahora se pueden encontrar en el mercado negro por 600 euros. Incluso algunos de los presentes dejarán para otra ocasión las vacaciones planeadas en Grecia para después de los juegos.
Ìdolos caídos
Incluso para los aficionados helenos, el evento se está convirtiendo en una nueva versión de la tragedia griega. Ante la falta de ídolos locales, el público se impacienta y protesta. En las pruebas de halterofilia, los ídolos griegos cayeron ante una afición que esperaba el gran triunfo. Pyrros Dimas, una gloria olímpica en las tres ediciones anteriores de las olimpiadas, no pudo conquistar el oro y Leonidas Sampanis, que saboreó el bronce, fue descalificado por exceso de testosterona. Incluso el sello con su efigie fue retirado de la circulación.
Para los griegos significa el ocaso de sus dioses y, como no, lo demuestran en las gradas. La final de los 200 metros tuvo que ser retrasada ya que durante diez minutos los aficionados griegos gritaban y abucheaban a los participantes llamando a su ídolo Kenteris. El corredor griego no participó en la carrera por no presentarse en un control de dopaje. Aun así, Kenteris sigue presente para la afición en todas las competiciones. Tanto es así, que incluso los deportistas griegos que consiguen medallas, se las dedican sobre el podio.
Jueces y cuentas poco claros
Los jueces tampoco ayudan a amainar la tormenta. En la actual edición de las olimpiadas, para algunos deportistas, mereció más la pena esperar que llorar por quedar fuera del podio. Con las correcciones de los errores arbítrales (sobre todo en equitación, esgrima y gimnasia) y las descalificaciones por dopaje, la medalla puede caer en cualquier momento, aunque sea a posteriori.
Aparte del deporte, también se elevan protestas contra el aumento del presupuesto del evento y la carga futura para el bolsillo de los contribuyentes. Deberán pagar durante largos años la importante factura olímpica, que, según las últimas estimaciones, asciende a más de 7.000 millones de euros, ante una previsión inicial de 4.600 millones. La cifra todavía no es definitiva y el coste de los juegos podría seguir subiendo.
Grecia defraudada
Toda Grecia sufre la tragedia de las olimpiadas. Se sienten "traicionados" por la "policía antidopaje", la prensa internacional y el Comité Olímpico Internacional. El negocio olímpico ya no funciona y los grandes ídolos defraudaron al deporte y a sus compatriotas.
Nada salió según lo planeado, y a poco del final, se teme que las protestas de los aficionados se dirijan contra su país, sobre todo, contra políticos y el comité organizador. Sin ídolos, sin medallas, sin beneficios, y a un precio astronómico, lo que empezó como un sueño, puede acabar en una nueva versión de la tragedia griega.