La esquiva soberanía iraquí
2 de junio de 2004El matutino Frankfurter Rundschau, de Fráncfort del Meno, puntualiza que "el enviado especial de la ONU, Brahimi, intentó generar un consenso nacional y condiciones justas para la celebración de elecciones en enero del 2005. La idea era que un gabinete tecnocrático hiciera el trabajo hasta entonces. Pero no resultó: el nuevo gobierno de transición viene de las filas del viejo Consejo de Gobierno. Los políticos preferidos por Washington manejan las palancas que ponen las vías para el desenlace de las elecciones en las que ellos mismos se presentan como candidatos. El sistema es tan simple que cualquier iraquí debe poder darse cuenta de cómo funciona."
En la cuerda floja
La Repubblica, de Roma, comenta: "Para un gobierno, ser independiente significa poder adoptar decisiones en forma autónoma, incluyendo la de exigir la retirada de tropas extranjeras del propio país; o, por lo menos, estar en condiciones de disciplinar su comportamiento. Pero, al mismo tiempo, el gobierno tiene que reconocer el hecho de que su propia fuerza y poder se basa precisamente en la presencia de esas tropas, por lo menos por un tiempo previsible. Por eso, para el gobierno es un acto de equilibrismo en la cuerda floja, extremadamente difícil de ejecutar, sobre todo en esta región dominada por la violencia y las emociones."
El papel de la ONU
El Financial Times, de Londres, subraya que Irak tiene aún por delante un largo trecho hasta poder ser regido en forma verdaderamente soberana: "El próximo hito, más importante aún, será el de las elecciones. Y, en este punto, le corresponde a la ONU un papel indiscutible en el registro de los electores; además deberá garantizar que las tres principales comunidades -chiítas, sunitas y curdos- puedan participar con igualdad de derechos en el proceso de elegir un verdadero gobierno y no en la mera selección de un gobierno provisional."
Necesidad de legitimación
El rotativo francés Les Dernierères Nouvelles d'Alsace, de Estrasburgo, opina que, para Washington y Londres, los problemas de seguridad son motivo suficiente para mantener sus tropas en Irak, aunque más no sea que para posibilitar la celebración de las elecciones parlamentarias planeadas para enero y evitar una guerra civil. "Justamente aquí es donde aprieta el zapato. ¿Quién tiene la autoridad sobre un ejército de ocupación que, de todos modos, está bajo el comando estadounidense? En la ONU, franceses y alemanes esperan atribuir a los iraquíes más que un mero papel de observadores en lo tocante a estas tropas, que deberían tener un mandato internacional definido con precisión. El nuevo gobierno de Bagdad -aunque esté ampliamente bajo control de Estados Unidos- sólo puede tener el mismo deseo; necesita legitimidad, es decir, un mínimo de respaldo popular, para poder reorganizar el estado y sobrevivir a las elecciones."