Mientras las empresas exportadoras se frotan las manos ante la reciente devaluación del euro, los importadores y los turistas sufren las consecuencias. El debilitamiento de la moneda común europea podría impulsar la economía alemana, pero también esconde riesgos.
Las empresas que venden productos fuera de la zona euro esperan que aumente la demanda, pero las compañías dependientes de materias primas o productos extranjeros sufren la fortaleza del dólar. Un reportaje desde la urbe financiera de Fráncfort del Meno.