Merkel en Sudáfrica
3 de julio de 2010“Fue impresionante”, declaró la canciller alemana, Angela Merkel, minutos después de terminado el encuentro entre Alemania y Argentina, que terminó con una inesperada victoria (4:0) del equipo alemán sobre uno de los favoritos del torneo.
“Algo así es un sueño, simplemente un sueño”, decía sin esconder su satisfacción la canciller, “Alemania ha logrado algo estupendo; simplemente estupendo”, resaltaba añadiendo que antes del último tanto todavía había sentido miedo, pero luego su corazón se había tranquilizado.
Un largo viaje
En la mañana había llegado a la Ciudad del Cabo, después de recorrer casi 20.000 kilómetros. Al mediodía se entrevistó con el presidente sudafricano, Jacob Zuma. La agenda incluía también una visita a un proyecto de desarrollo en el distrito de Khayelitsha y una cena con la líder opositora y gobernadora de la provincia de Cabo, Oeste Helen Zille, en la sede de su gobierno. Pero el plato fuerte, estaba claro, era “cruzar los dedos” por el equipo alemán en el estadio; su presencia, así el portavoz del Gobierno Ulrich Friedrich, había sido expresamente deseada por el DFB, la Asociación Alemana de Fútbol .
El Airbus llevaba muchos sitios vacíos. Aunque todas las fracciones del Bundestag, el Parlamento alemán, fueron invitadas ni socialdemócratas ni verdes ni los de La Izquierda quisieron acompañarla. Su presencia la reservan para la final, “por motivos de costos”, habían respondido Renate Künast y JürgenTrittin, líderes de los ecologistas.
Merkel, tres días después de la larga batalla por la silla de presidente alemán de su candidato y correligionario Christian Wulff, no vive sus horas de mayor popularidad; las pugnas al interior de la coalición gubernamental con los liberales están haciendo mella. Pocas horas antes, además, la canciller había exhortado a gastar menos defendiendo sus medidas; “hay que ahorrar”, declaró.
¿Costos impresentables?
Los costos del Airbus gubernamental ascienden a 10.000 euros la hora. “No puede ser que por un viaje a un partido de cuartos de final se derroche así el dinero”, declaró Karl Heinz Däke de la Asociación Alemana de Contribuyentes; en su opinión esto es un mal precedente para la población. “No sólo para el partido viajó la canciller”, decía el noticiero de la ZDF después del partido: la canciller visitó también dos proyectos de ayuda al desarrollo en el país.
Como fuere, a los jugadores alemanes pareció no molestarles la presencia de la canciller; tampoco al presidente sudafricano, que junto con Merkel vitoreó cada gol de la selección germana.
“Me parece bien que al entrenador alemán le haya sido posible desarrollar un equipo de todos estos caracteres tan diferentes con diversos orígenes”, declaraba la canciller, en una clara manifestación de alegría y orgullo, antes del partido. Lejos quedaba el rostro petrificado de Angela Merkel de cuando la votación presidencial.
Cruzando los dedos
“Los jugadores saben que pueden confiar los unos en los otros”, alabó Merkel quien horas antes, ante las cámaras de la cadena RTL, había apostado que Alemania ganaría 2 a 1 al equipo de Maradona. “¿Ha sido el mejor día de su semana?”, le preguntaba un periodista haciendo alusión a las tormentas políticas enfrentadas en los últimos días, “Ha sido un día estupendo”, respondió a secas la canciller, sonriendo.
Autora. Mirra Banchón
Editor: Pablo Kummetz