La arriesgada estrategia de Blair
2 de octubre de 2003El periódico holandés De Volkskrant, de La Haya, opina: "Existen dudas en cuanto a la forma en que Blair presentó los argumentos para justificar una guerra. Su firmeza equivale, sin embargo, a corregir la teoría según la cual la falta de armas de exterminio masivo en Irak implica, automáticamente, que Blair engañó.¿No partieron acaso los inspectores de la ONU de un supuesto similar sobre el programa armamentístico de Sadam? Además, los esfuerzos de Blair por mantener unida a Europa resultan de especial importancia en un tiempo en que a ambos lados del océano se han puesto de moda las escapadas. No obstante, con ello Blair vincula el futuro de su partido en las próximas elecciones a 'su' guerra contra Irak. Ésta es una estrategia arriesgada. Blair sabe que no puede permitirse ningún paso en falso".
Definición pendiente
También el matutino español El Mundo, de Madrid, considera que la estrategia de Blair es arriesgada: "El primer ministro británico, Tony Blair, sabe que su cabeza y su cargo no están en peligro inminente. Pero su juego también conlleva riesgos. Ningún político es inmune cuando en cada aparición suya en público se lo tilde de mentiroso. Aquellos que hoy día lo acusan podrían ser los triunfadores de mañana. A mediano plazo, Blair apuesta porque la situación en Irak no termine en catástrofe y porque la economía, que no marcha particularmente mal, se siga recuperando. Por el momento, sobrevivirá. Pero dista de haber ganado el juego".
Grietas internas
El rotativo alemán Die Rheinpfalz, de Ludwigshafen, hace notar que la política laborista también presenta crecientes grietas en el plano interno. "El primer ministro prometió una vez acabar con la sociedad de dos clases del tiempo de Margaret Thatcher. En cambio, ahora vuelve a surgir con la idea de privatizar parcialmente el sistema de salud estatal. El partido rechazó la correspondiente moción ayer. Pero "Tony-teflón" se ha convertido para muchos en un "Tony-Thatcher". Por este motivo, el canciller del Tesoro, Gordon Brown, se está convirtiendo en un competidor cada vez más fuerte para Blair. El segundo hombre del Partido Laborista invoca los valores sustanciales del movimiento laboral. (...) La lucha de poder entre ambos aún no se ha definido".
Temor al futuro
En Moscú, el diario Kommersant considera que el Partido Laborista apoyó la política del primer ministro Tony Blair con respecto a Irak por miedo a las consecuencias de un rechazo. "Los delegados laboristas decidieron dejar a Blair en el puente de comando. No lo hicieron porque de pronto hayan sentido compasión de su abucheado correligionario. El partido tuvo miedo. Dejar a Blair al mando obedece al instinto de conservación".