Japón se suma a la defensa del clima
4 de junio de 2002Gigantescos bloques de hielo se desprenden de la Antártida; inundaciones y sequías en diversas partes del mundo inquietan a la opinión pública internacional. El "efecto invernadero" está en boca de todos. Sin embargo, continúa vigente la supuesta disyuntiva entre el progreso económico y la defensa del medio ambiente.
Los ecologistas vienen pregonando desde hace años que no se trata de conceptos antagónicos. Aunque hay ejemplos a escala que lo demuestran, cuesta convencer, sobre todo a los gobiernos. Y, en particular, al de Estados Unidos, que se resiste a ratificar el protocolo de Kyoto.
Este documento, que data ya de 1997, compromete a los países industrializados a reducir sus emisiones de los principales gases causantes del "efecto invernadero" en un 5% en promedio, con respecto a los niveles de 1990. Plazo: el año 2012. La meta resulta demasiado modesta para los defensores del clima, pero clave para iniciar un vuelco en las prácticas que ponen en jaque el destino del planeta.
Paso crucial
Japón ha dado ahora un paso crucial para rescatar al proyecto de la insignificancia práctica que lo amenazaba. En concreto, se ha comprometido a reducir sus emisiones en un 6%, tarea que no resultará nada fácil, según hizo notar el primer ministro Jumichiro Koizumi. También el World Wide Fund for Nature nipón prevé dificultades, teniendo en cuenta que el volumen de las emisiones japonesas ha aumentado desde 1990, según datos oficiales.
De acuerdo con la Secretaría de la ONU para el Clima, con sede en Bonn, 72 estados han ratificado ya el protocolo, entre ellos 19 países industrializados. La Unión Europea lo hizo en bloque días atrás, demostrando así su voluntad mancomunada de frenar la contaminación atmosférica. Y también se alberga la esperanza de que Rusia entregue su ratificación antes de fin de año.
El gran ausente
El gran ausente sigue siendo Estados Unidos, responsable de la mayor cantidad de emisiones perjudiciales para el clima global. Las razones son, obviamente, de índole económica.
Haciendo suya la posición de la industria automotriz, eléctrica y petrolera de su país, el presidente George W. Bush argumentó, al retirar su apoyo a Kyoto en febrero del 2001, que se necesitan más estudios para determinar las causas de los cambios climáticos.
Ahora, sin embargo, la propia Dirección de Protección Ambiental estadounidense ha reconocido por primera vez lo que muchos científicos sostienen desde hace tiempo: que las actividades humanas, como la producción de energía y los escapes de los automóviles, son causa principal del calentamiento global.
El informe pronostica además que las emisiones de gases que causan el efecto invernadero aumentarán en un 43%, entre el año 2000 y el 2020. Parecería razón de más para recapacitar. Sin embargo, Washington sigue sin dar indicios de sumarse a la campaña mundial plasmada en el protocolo de Kyoto.