Irak en erupción
3 de marzo de 2004Liberation, de París, comenta: "Los criminales atentados demuestran que la guerra no terminó con el derrocamiento de Saddam Hussein. Sólo se han modificado los actores y las operaciones. Tanto los estadounidenses como los iraquíes sospechan que tras los atentados de Kerbala y Bagdad se encuentran los wahabitas. Este nombre alude ahora a terroristas islámicos sunitas, pertenecientes a la red de Al Qaeda. Su participación todavía no es segura, pero los indicios apuntan en esa dirección. Los atentados muestran la huella de Bin Laden. La internacional islámica del terror ha encontrado en Irak un campo de batalla ideal."
El fantasma de la guerra civil
El matutino Financial Times, de Londres, apunta por su parte: "Los mortíferos ataques se producen en un momento en que los iraquíes muestran disposición a negociar, para evitar que el país caiga en una guerra civil. Justamente ese conflicto es el que pretenden provocar los que ponen las bombas. Los instigadores son, con suma probabilidad, extremistas islámicos, seguidores de una secta cuyos objetivos son propagados por Osama bin Laden. La influencia de la secta wahabi ha aumentado desde la ocupación estadounidense de Irak. El espíritu de entendimiento que se mostró en las negociaciones sobre una Constitución transitoria debe ampliarse e institucionalizarse, si se pretende enfrentar al terrorismo."
Meta distante
El rotativo General Anzeiger, de Bonn, aborda el tema ante la perspectiva de las negociaciones constitucionales iraquí: "Por mortíferos que sean, los atentados no podrán detener el proceso, siempre y cuando los iraquíes sigan la línea trazada ahora. Sin embargo, el camino hacia la meta de una república islámica democrática, que también pueda servir de ejemplo a otros países musulmanes, aún será largo y duro. Difícilmente se lo pueda transitar con éxito si no se producen avances en la estabilización del entorno regional y sin una amplia y comprensiva participación internacional."
El volcán iraquí
El periódico romano La Repubblica destaca el negativo efecto de la ocupación estadounidense de Irak: "Es como si los norteamericanos hubieran abierto las compuertas de un volcán y como si ese volcán reactivado provocara la erupción de antiquísimas rivalidades, centenarios rencores y temores de raíces tan profundas como la historia del Islam. Rivalidades, rencores y temores que emergen desde lo más profundo del Medio Oriente y que los 150 mil soldados de la coalición encabezada por Estados Unidos -que incursionaron sin cautela en esta región- no están en condiciones de contener. Estos soldados ocuparon Irak, pero no consiguen controlarlo. Quieren ser libertadores, pero la gente los considera tropas de ocupación."