‘Giro sin tornillos’ en Nuremberg
30 de octubre de 2003La IENA presenta ‘Ideen’ – ideas, ‘Erfindungen’ – inventos y ‘Neuheiten’ – novedades, reuniendo a inventores de todas las edades. Jan Preuß, de ocho años, es el más joven e inventó una máquina para sumar, que concibió para enseñarle a su hermano menor el sistema decimal. Puede que Jan se convierta algún día en un prolífico inventor como lo es hoy Harro Kühn, de 71 años de edad. Kühn presentó en Nuremberg 15 inventos propios, entre ellos una aspiradora de mesa, de uso manual, y una bicicleta especialmente diseñada para ciclistas de la tercera edad. "Muchos de mis conocidos dejaron de andar en bici porque les resultaba muy difícil montarse en esos vehículos tan altos. Yo inventé una bicicleta con un asiento más bajo de lo común y que permite pedalear sin cansarse", explica orgulloso Harro Kühn.
Vivir con un ‘handicap’
Los productos que faciliten la vida diaria a personas mayores o discapacitadas ocupan un rol central en la IENA. Se puede encontrar, por ejemplo, un ‘gorro contra la jaqueca’, que permite aplicaciones cómodas de calor y frío, para combatir la migraña. Una de las atracciones de la feria es, sin duda, el ‘ratón de computadora para discapacitados’. El ratón especial fue desarrollado por aprendices de la empresa Robert Bosch y, a diferencia de los demás ratones, es manejado con el pie y no con la mano. "La tecla izquierda del ratón es accionada con el talón, la derecha con la parte delantera de la planta del pie y la rueda del ratón con el dedo gordo", explica el aprendiz, Marc Schmid. Los jóvenes intentarán vender el ‘Ratón de pie’ con ayuda de la compañía Robert Bosch.
Poca fama y poco dinero
La realidad, sin embargo, es muy dura para los inventores. A pesar de tener ideas brillantes, muchos creativos mueren en el intento. "Los bancos se muestran muy temerosos a la hora de conceder préstamos", dice Beate Treu, del Instituto Alemán de Economía (IW), en Colonia. La industria se muestra escéptica ante los inventos de particulares. En el mejor de los casos se interesan por un producto recién cuando está completamente desarrollado, es decir, los costos de inversión corren por cuenta del inventor. Paradójicamente, muchos inventos provienen precisamente de particulares, de padres de familia que se pasan los fines de semana en el garaje, maquinando algún aparato novedoso. Según la Asociación de Inventores Alemanes, 1 de cada 10 inventos patentados fue realizado por un inventor aficionado.
Sin el apoyo de un inversor resulta más que difícil comercializar un invento. Pueden pasar unos 5 años hasta que un producto llegue a ser comercializado o comprado por la industria. Además de imaginación y dinero, un buen inventor tiene que tener mucho tiempo. La Oficina Alemana de Patentes necesita en promedio 3 años para patentar una idea. Y, aunque los planes para el 2004 prevén reducir el tiempo de espera a 2 años, no hay que olvidar los costos de la inscripción: Un buen abogado de patentes cobra de 250 a 300 euros por hora.
La unión hace la fuerza
En Alemania se fundaron ya más de 100 clubes de inventores, con el objetivo aunar esfuerzos y reducir gastos. Pero también las escuelas promueven el espíritu inventivo. Por ejemplo, el Colegio de Maristas, en Fürstenzell (Baviera), ofrece para alumnos de 10 años "Inventar", como materia optativa. Los alumnos vienen todos los años la IENA y esta vez presentaron, entre otros inventos, filtros para cigarrillos hechos a base de algas marinas.