Como cualquier niña, Alejandra Álvarez se enfermaba y se recuperaba. A medida que pasaban los años, los episodios de enfermedad se volvieron más frecuentes. Tenía 21 años cuando un día tuvo que ir a urgencias. Presentaba un cuadro extraño y complejo. El diagnóstico: Lyme, una enfermedad que transmiten las garrapatas que, en su caso, desencadenó otras patologías. Recuerda la explicación del doctor: "Tenemos una lista de muchos diagnósticos tuyos, pero tu enfermedad es algo que rebasa la suma de esos diagnósticos”. Escuchó por primera vez nombres que probablemente desconozca la mayoría de la gente. Hoy, para ella, "están cargadísimos de sentido”: enfermedad de Still del adulto, endometriosis, adenomiosis, disautonomía y el detonante: Lyme. Miedo, incertidumbre y, por supuesto, dolor. Dolor agudo, dolor crónico. Alejandra Álvarez aprendió a adaptarse a la vida y a crear su propio mundo interior gracias al apoyo de su familia y de las personas que la siguen en las redes sociales.