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Finaliza gira por Asia del ministro de Relaciones Exteriores alemán

Rainer Sollich22 de julio de 2004

El ministro de Relaciones Exteriores alemán, Joschka Fischer aprovechó su gira para promover los esfuerzos germanos por un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Su visita no tuvo el éxito esperado.

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El ministro alemán, Joschka Fischer, y el presidente de Pakistán, Pervez Musharraf.Imagen: dpa

Tal vez haya sido China la estación en la que el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Joschka Fischer, dejo mayor huella. Las críticas de Fischer en contra de la política de derechos humanos de Pekín obviamente no fueron difundidas por los medios estatales chinos. Tampoco es de esperarse que el Gobierno chino clausure los campos de prisioneros o conceda a sus ciudadanos libertad de expresión total en respuesta a las críticas del diplomático alemán. Pero las palabras claras de Fischer tienen un gran valor pues demuestran que la política de relaciones exteriores germana no sólo persigue fines económicos.

Joschka Fischer bei Wen Jiabao in Peking
Primer ministro chino, Wen Jiabao, da la bienvendia al ministro de Relaciones Exteriores alemán, Joschka Fischer.Imagen: AP

El apoyo condicionado de de India

Impulsar la democracia, proteger los derechos humanos, resolver conflictos por la vía pacífica, asumir responsabilidad política internacional en caso de necesidad, también en el marco de un mandato militar. Estos son los valores que defiende la política exterior alemana, como lo demuestra la intervención del Ejército alemán en Afganistán. Son los mismos valores que persigue la Organización de las Naciones Unidas. De ahí que resulte comprensible que Berlín busque cada vez con mayor ahínco un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Puesto que la opción de un asiento permanente común para la Unión Europea resulta más bien ilusoria a corto plazo, los esfuerzos alemanes quedan justificados. A pesar de sus esfuerzos, fue poco lo que el ministro Fischer alcanzó en este sentido en su gira por Asia.

El Gobierno indio está dispuesto a apoyar a Alemania para que obtenga un asiento permanente en el Consejo de Seguridad, a cambio de que Alemania apoye posteriormente la entrada de India al selecto gremio. El vecino Pakistán se opone rotundamente a esta posibilidad. Tampoco el resto de los países visitados por el ministro alemán dieron muestras de interés. China, miembro permanente del Consejo de Seguridad, no tiene interés en que se debilite su posición. Otros países como Bangladesh prefieren apoyar a otras naciones en vías de desarrollo que defiendan sus intereses, que a Alemania.

Fischer in Indien
Fischer visita el Templo de Mamallapuram en la India.Imagen: dpa

Gigante económico, enano político

Con excepción de Afganistán, Alemania y Europa no juegan un papel importante en Asia. Desde el punto de vista asiático Alemania será un gigante económico, pero en el ámbito de la política internacional es más bien un enano. En este campo el dominio estadounidense sigue siendo preponderante, aún cuando no sea bien visto en muchas naciones asiáticas.

Un único viaje del ministro de Relaciones Exteriores alemán poco puede hacer para cambiar esta realidad. Aun cuando sería injusto calificar su gira de un fracaso, queda claro que los esfuerzos para obtener un asiento permanente en el Consejo de Seguridad, deben concentrarse en Washington y Nueva York y no en India o Sri Lanka. Son cinco los miembros permanentes del Consejo de Seguridad con derecho a veto. Sin su aprobación y aun contando con una mayoría de dos tercios en la Asamblea General, no se logrará nada.

Bundesaußenminister Joschka Fischer und Lakshaman Kadirgamar, Sri Lanka
Ministro de Relaciones Exteriores alemán, Joschka Fischer, es recibido por su homólogo, Lakshaman Kadirgamar en Sri Lanka.Imagen: dpa