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Estados Unidos lleva la lucha contra China al mar

10 de marzo de 2025

Washington quiere que los barcos chinos paguen mayores costos por atracar en puertos de EE. UU. ¿Qué consecuencias tendría para el comercio mundial la imposición de aranceles punitivos y otras medidas proteccionistas?

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Un barco chino con contenedores navega por el océano.
Un barco chino sale del puerto de Lianyungang.Imagen: AFP/Getty Images

Frenar el ascenso económico de China ha sido uno de los objetivos políticos más importantes de Washington desde el primer mandato del presidente Donald Trump. Sin embargo, la propuesta para contrarrestar el dominio de China en la construcción naval -apoyada por enormes subsidios gubernamentales- no vino de Trump, sino que fue presentada por cinco sindicatos estadounidenses durante la administración de Joe Biden.

En enero, la Oficina del Representante Comercial de EE. UU. (USTR), encargada del asunto, propuso una tasa de 1,5 millones de dólares por cada barco fabricado en China que atraque en un puerto estadounidense. Según la oficina, la tasa se justifica para contrarrestar lo que considera ventajas desleales que China está obteniendo en la construcción naval y que "lastran o restringen el comercio estadounidense".

Las subvenciones ayudan a China

En las tres últimas décadas, China se ha convertido en la potencia mundial dominante en la producción de buques. En 2023, su cuota de tonelaje en la construcción naval superó el 50 %, cuando en 1999 era sólo del 5 %. Pekín ha subvencionado el sector con cientos de miles de millones de dólares, expulsando de paso a los competidores extranjeros.

A pesar del increíble ascenso de China, Albert Veenstra, catedrático de Comercio y Logística de la Universidad Erasmus de Rotterdam, considera falsa la afirmación de que China ha socavado la otrora floreciente industria naval estadounidense. "Desde este punto de vista, lo que se quiere decir es que China ha cometido una injusticia al construir su propia industria naval, lo que resulta una idea extraña", comenta Veenstra.

El declive de la construcción naval en Estados Unidos está bien documentado. Las prioridades de este país cambiaron después de la Segunda Guerra Mundial y la industria naval se estancó.

En cambio, Japón y Corea del Sur han salido perdiendo como consecuencia del auge de China. La cuota de mercado combinada de ambos países pasó del 60 % al 45 % en los últimos diez años.

No habrá un rápido retorno de la industria pesada

"Las capacidades de construcción naval se trasladaron a Asia en los años 60 y más tarde a China específicamente", aclara Veenstra a DW. Estados Unidos "nunca volvió a ser competitivo, porque para ello se necesitaría una industria siderúrgica fuerte, que en Estados Unidos lleva entre 25 y 30 años muriendo".

Un barco es construido en China.
China construyó 150 barcos de transporte de contenedores en 2023.Imagen: AFP/Getty Images

Peter Sand, analista jefe de la empresa de análisis naval Xeneta, con sede en Copenhague, coincide en que es "extremadamente tarde" para denunciar a China. Sin embargo, añade que la propuesta es "coherente con el objetivo de la administración Trump de limitar el dominio chino en todas partes, especialmente donde los intereses corporativos estadounidenses están en juego".

Posibles subidas de precios

Se prevé que la tasa portuaria propuesta repercuta significativamente en el coste del transporte de mercancías a Estados Unidos. "Si un barco descarga mil contenedores, una tasa adicional de un millón de dólares incrementaría el coste de cada contenedor en mil dólares”, explica Sand. Así pues, unos costes de transporte más elevados harían subir el precio de las mercancías importadas y contribuirían potencialmente a una ralentización de la economía estadounidense.

Las navieras ya están buscando alternativas para evitar hacer escala en puertos estadounidenses. Una estrategia sería desviar los envíos a través de México o Canadá y luego transportar las mercancías a su destino final por camión o ferrocarril.

"Puede tener sentido económico hacer escala en México o Canadá en su lugar, algo que las navieras han hecho cada vez más en los últimos cinco años", afirma Sand. Otra forma de evitar la tasa, especialmente para los operadores no chinos, es elegir buques que no estén construidos en China o que no contengan componentes chinos.

También se ha cuestionado la legalidad de la tasa propuesta, ya que los acuerdos comerciales internacionales suelen impedir la imposición de tarifas y tasas discriminatorias. Por tanto, EE. UU. podría enfrentarse a nuevos desafíos legales por parte de sus principales socios comerciales.

Además, según muchos analistas, es improbable que la propuesta provoque un giro importante en la construcción naval estadounidense. Si a eso se suman otras políticas de Trump, como sus planes para el Canal de Panamá, la propuesta del USTR plantea riesgos significativos para el comercio y las cadenas de suministro.

"Al final, solo habrá perdedores", pronostica Veenstra, con tono sombrío.

(mn/rml)