Entretelones de un cautiverio
6 de mayo de 2006El gran tema de discusión tras el desenlace del secuestro de dos ingenieros alemanes en Irak sigue siendo el de si se pagó o no rescate por su liberación y, si así fue, a cuánto ascendió el monto. Pero ese es un misterio que difícilmente llegue a aclararse, máxime porque el gobierno alemán asegura que no se deja chantajear. Otros detalles del episodio, en cambio, sí comienzan a salir poco a poco a la luz pública. Por ejemplo, que en los primeros días tras la captura el ejército estadounidense ofreció llevar a cabo una operación militar para liberarlos. Eso es al menos lo que informan, en forma coincidente, las publicaciones alemanas Der Spiegel y Focus, señalando que las autoridades de Berlín declinaron la propuesta, por el gran riesgo que implicaba para la vida de los rehenes.
Musulmanes comprometidos
Los propios afectados, que se encuentran ya de regreso en casa junto a sus familias, relataron por su parte al periódico Leipziger Volkszeitung algunos detalles sobre la experiencia que vivieron en Irak. René Bräunlich y Thomas Nitzschke afirmaron que no fueron maltratados por sus captores, pero calificaron su reclusión en lugares oscuros como una especie de tortura, sobre todo por la incertidumbre que los embargaba acerca de cuál sería su suerte.
Los ingenieros refutaron las versiones que circularon en Alemania, según las cuales habían pasado de manos de un grupo de secuestradores a otro. Según señalaron, siempre estuvieron en poder de los mismos individuos, a los que describieron como "musulmanes muy comprometidos", que oraban cinco veces al día. Bräunlich explicó que, a pesar de ello, no daban la impresión de ser fanáticos. Añadió que "nos hablaban, dentro de lo que podían, sobre lo bueno del Islam y a menudos leían el Corán".
Agradecimientos para Schröder
Además, los secuestradores manifestaron a sus cautivos que pensaban bien de Alemania y consideraban muy valioso el hecho de que este país no haya tomado parte en la guerra de Irak. Tanto Bräunlich como Nietzschke agradecieron por ello expresamente al ex canciller Gerhard Schröder.
El relato de los ex rehenes, en definitiva, pone en duda la hipótesis de que los ingenieros acabaron en poder de una agrupación de delincuentes comunes. Otro elemento a considerar son las informaciones que, según Der Spiegel, entregó un mediador iraquí que negoció con los secuestradores a pedido del gobierno alemán. De acuerdo con ellas, los captores habrían estado divididos en dos bandos, el más duro de los cuales torpedeó varias veces la liberación.