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En común desacuerdo

José Ospina Valencia6 de septiembre de 2003

El lugar es perfecto, lo incómodo son los temas. Los ministros de Exteriores de la Unión Europea, sondearán este fin de semana en las riveras del Lago di Garda, Italia, vías para salir de más de un conflicto.

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Riva del Garda. Este fin de semana será menos tranquila.Imagen: AP

Si el mundo fuera tan pacífico como en Riva, no se necesitarían ejércitos. Pero los mismos 15 ministros de Relaciones de Exteriores de la Unión llegan cargados de problemas cuya solución sería más fácil si se desprendieran de unos cuantos intereses propios. La realidad es otra. Aunque ésta sólo sea una "reunión informal", los políticos no tendrán tiempo para esquiar, remar y muchos menos para pescar en este paradisiaco lugar.

Muchas obligaciones y pocos derechos

Gardasee Italien Außenministertreffen Joschka Fischer und Jack Straw
Imagen: AP

Para empezar, la UE continúa tan dividida como en la antesala de la invasión de Irak. España, Gran Bretaña e Italia apoyan el emplazamiento de tropas multinacionales de Naciones Unidas al mando de Estados Unidos. Alemania y Francia, por su parte, mantienen su posición de no enviar a sus soldados Irak a hacer el papel de "auxiliares del diablo". Porque ésta es la creciente impresión que el pueblo iraquí tiene de las tropas estadounidenses.

Pero el binomio franco-alemán no es tan "intransigente" como parece. Según el vocero del Gobierno alemán, Béla Anda, Alemania sigue interesada en una participación activa en la solución del conflicto, "siempre y cuando Naciones Unidas dirijan la pacificación y se le regrese la soberanía al pueblo iraquí". El presidente galo, Jacques Chirac, por su lado, estaría dispuesto a apoyar a las tropas de la coalición si el comando fuese transferido a Naciones Unidas y los iraquíes pudieran elegir un Gobierno nacional legítimo y autónomo. Francia además, tiene poder de veto en el Consejo de Seguridad, en el que tienen asiento otros tres países europeos, entre ellos Alemania. Los Estados Unidos que condenaron primero a no pocos países a consentir la guerra, ahora están condenados a consentir la ayuda. El principio es elemental: no es nada favorable para quien se está ahogando rechazar la mano tendida, cualquiera que sea el color de ella.

Por una Europa autónoma

Protestaktion Gardasee Italien Außenministertreffen Anti-Globalisierung Globalisierungsgegner Globalisierungskritiker Globalisierung
Imagen: AP

El conflicto en torno a Irak ha puesto de presente cuán lejos está la Unión Europea de una política común de defensa y seguridad. Lo que antes fuera propuesto por Francia y Gran Bretaña, en común, fue desempolvado en vísperas del encuentro de Riva por el primer ministro británico, Tony Blair: "la UE debe componer una célula militar de planeación dentro de la Organización del Atlántico Norte (OTAN). Hoy, los franceses, no quieren oir el cuento. Ellos, entre tanto, han escogido "un mejor equipo". Alemania, Francia, Bélgica y Luxemburgo abogan por una Unión Europea fuerte e independiente militarmente de la OTAN. Dicho cuarteto busca una mayor autonomía frente a Estados Unidos, el poder predominante en la OTAN.

Superestados pero no superministros

Pero Europa tiene otros frentes y los protagonistas son los mismos. La instauración de un "superministro" europeo de Relaciones Exteriores, como está considerado en el bosquejo de Constitución Europea, será probablemente bloqueada por Londres que se resiste a conceder más poderes a Bruselas.

Protest gegen EU Außenminister
Imagen: AP

Precisamente la futura Carta Magna Europea será motivo de más discusiones incómodas en la ronda a bordo de un yate anclado en el populoso Lago di Garda. Varios de los futuros miembros de la Unión han levantado la voz para exigir cambios que recortarían la presencia alemana y francesa en la Unión del futuro. El canciller alemán, Gerhard Schröder, ha advertido por ello "no poner en duda el serio trabajo del convento". Las peleas entre grandes y chicos, viejos y nuevos miembros del club europeo están pues casadas. El cuadrilátero se armará en Roma y los púgiles se alistarán desde el 4 de octubre, fecha en la cual empieza la llamada Conferencia Gubernamental que debatirá sobre la aceptación definitiva de la nueva Ley Fundamental para Europa. Probablemente, la Unión Europea seguirá siéndose fiel a sí misma: sus miembros declararán de nuevo y, en común acuerdo, que no están de acuerdo.