Mohammad recuerda perfectamente cómo era estar en ese pequeño bote completamente abarrotado en el mar: el hacinamiento, el balanceo constante, la oscuridad de la noche, el olor a gasolina. El alivio cuando un barco de rescate los encontró. Las experiencias de hace un año todavía le afectan hoy en día. Hasta que ya no puede dormir y, tras unos días, sufre un colapso y es ingresado en el hospital. Pero allí siente que no se le toma en serio y tiene que lidiar con su trauma prácticamente solo. Al igual que Mohammad, de Siria, muchos refugiados que han llegado a Europa necesitan ayuda psicológica para superar lo vivido, pero rara vez encuentran apoyo. Un reportaje de Kern Hendricks.