El ocaso de un provocador
21 de octubre de 2002La página internet del controvertido político alemán, Jürgen Möllemann, saluda en estos días al internauta con un mensaje combativo, titulado ‘levántate y lucha’. Este podría ser el lema de la carrera política del apasionado paracaidista. Pero parece ser que esta vez no se abrió su paracaídas.
Tras que dimitiera de sus cargos políticos, el Partido Liberal (FDP) anunció que presentaría "si es necesario" una demanda contra el ex vicepresidente, para aclarar la procedencia de unas donaciones anónimas con las que financió unos cinco millones de folletos en los que atacó al Gobierno de Israel y a dirigentes judíos alemanes, pocos días antes de las legislativas.
Folletos explosivos
"Queremos saber de dónde procede el dinero", manifestó el presidente de la partido, Guido Westerwelle, en referencia a los 840.000 euros que costó la impresión y el reparto de esos folletos. Pero el ‘escándalo Möllemann’ –la distribución de los folletos sin la autorización de su partido, y la noticia de que podrían estar financiados ilegalmente- desató una crisis profunda en el seno del partido liberal.
"Jürgen Möllemann es una fiera política", dijo una vez su antiguo mentor y ex ministro de Asuntos Exteriores Hans Dietrich Genscher. "Pero su mayor enemigo es él mismo". Palabras visionarias.
Hay que recordar que fue Möllemann, el que inventó el "proyecto 18", cifra mágica que señaló el porcentaje que los liberales pretendían alcanzar en las últimas legislativas, el 22 de septiembre. La idea de presentar un propio candidato a la cancillería también partió del antiguo número dos del partido.
Desgaste ambicioso
Pero fue el mismo político, con fama de intrigante y amante del show, quien a principios de la campaña electoral destapó la caja de Pandora. En un comentario que escribió en el diario ‘Neues Deutschland’ opinó que los éxitos electorales de la ultraderecha de Holanda (La Lista Fortuyn) y Austria (Jörg Haider) no representaban una tendencia a la derecha, "sino la emancipación de los demócratas". La congratulación personal del austríaco, Jörg Haider, no se hizo esperar.
El debate subió de tono con la agria polémica que mantuvo el ambicioso político con el vicepresidente del Consejo de los Judíos de Alemania, Michel Friedmann, la que causó una división en el partido y un escándalo nacional. El líder de los liberales, Guido Westerwelle, acabó lanzando un ultimátum a Möllemann, y el vicepresidente cedió parcialmente, pero el pulso entre ambos puso en entredicho la cohesión y seriedad del partido y la autoridad de su líder.
Lucha abierta
Este último escándalo de los folletos y su oscura financiación es la gota que derramó el vaso. El lunes, el tesorero del FDP, Günter Rexrodt, y el presidente Guido Westerwelle lanzaron otro ultimátum. Möllemann deberá declarar ante un jurado y enfrentar una posible exclusión del partido si no indica hasta el jueves los nombres de los donadores de su cuenta negra.
En una declaración difundida el lunes por la noche, Möllemann se muestra combativo: "El partido a quien pertenezco desde hace 30 años ha intentado difamarme y criminalizarme... Si prefieren una lucha ante los tribunales, les daré todas las oportunidades que quieran".