El misterioso gas ruso
31 de octubre de 2002Más vale tarde que nunca, dirán algunos. Demasiado tarde, dirán otros, pensando sobre todo en que la información sobre el empleo de fentanyl podría haber ayudado para tratar en forma correcta a los rehenes intoxicados.
Las autoridades rusas hicieron hincapié en que la sustancia -que tiene cierta similitud con la morfina pero un efecto 200 veces más fuerte- no es letal. El alto número de víctimas fatales se derivaría, según la versión oficial, del hecho de que los cautivos en el teatro tenían poco oxígeno y estaban deshidratados.
Residuos de halotán
Las explicaciones de Moscú no desvelan, sin embargo, el misterio en su totalidad. En Munich, los doctores Thomas Zilker y Ludwig von Meyer habían detectado previamente residuos de otra sustancia -halotan- en las muestras de sangre y orina de uno de los rehenes alemanes liberados. Hicieron notar que también los síntomas y su distribución en el organismo apuntan hacia dicha sustancia.
El halotán es un gas sedante, comúnmente utilizado como anestésico, desde la década del 50. Una de sus ventajas es que no produce irritación en las vías respiratorias y actúa rápidamente, motivo por el cual solía ser empleado en todo el mundo. Sin embargo, últimamente se lo ha ido reemplazando paulatinamente por otras sustancias, debido a sus potenciales secuelas negativas sobre el hígado.
Efectos secundarios
Otros efectos secundarios son náuseas y vómitos, y temblores musculares en la fase en que el paciente recupera la conciencia. En términos generales, el halotán provoca una baja de la presión arterial y vuelve más lenta la respiración. En altas dosis puede causar alteraciones del ritmo del corazón en incluso paros cardíacos o respiratorios.
De acuerdo con los expertos de Munich, la dosis lanzada dentro del teatro moscovita tiene que haber sido enorme. Además consideran que probablemente se utilizó este gas en combinación con otra sustancia que actúa sobre el sistema nervioso central.
Campo para hipótesis
El médico anestesista muniqués Eberhard Koch, informó por su parte que en los pacientes alemanes no se logró identificar residuos de Fentanyl. Especuló que, en su lugar, puede haberse empleado uno de sus derivados, en conjunto con el halotán.
Lo único claro para el especialista muniqués es que no se utilizaron elementos químicos de combate, porque éstos sí resultan fácilmente identificables. Queda entonces la pregunta de por qué Moscú tardó tanto en revelar informaciones que quizá habrían contribuido a salvar algunas vidas. Tal vez sirvan al menos de ayuda para las 245 personas que aún se encuentras hospitalizadas y, sobre todo, para las 16 que permanecen en estado crítico.