El “efecto Rumsfeld”
6 de octubre de 2004El Berliner Zeitung, de la capital alemana, comenta: “Se le puede creer al jefe del Pentágono que jamás haya visto pruebas de una cooperación entre Al Qaeda e Irak. Donde nada hay, tampoco Rumsfeld puede haber visto algo. Su otra afirmación es mentira. Rumsfeld se cuenta entre aquellos políticos estadounidenses que a toda costa querían atacar a Irak y a los que cualquier justificación les parecía buena para ello. De eso da fe, entre otros, el antiguo consejero presidencial en asuntos de combate contra el terrorismo, Richard Clarke. (...) Para preparar la guerra contra Irak, en Washington se encomendó a una oficina secreta la tarea de dramatizar informes de los servicios secretos con trozos de textos preconcebidos. En ellos se sostenía que Saddam colaboraba con Bin Laden e intentaba conseguir uranio. El jefe máximo de esa oficina era Donald Rumsfeld.”
Escaso provecho para Kerry
El periódico económico Handelsblatt, de Düsseldorf, comenta: “Es posible que tampoco las últimas declaraciones de Rumsfeld tengan consecuencias graves para la administración estadounidense. Con franqueza, el ministro de Defensa admitió que nunca hubo pruebas sustanciales de un vínculo entre Saddam Hussein y Osama Bin Laden. Pero eso era exactamente lo que Rumsfeld sostenía anteriormente. Su jefe, George Bush, y el vicepresidente, Dick Cheney, defienden dicho argumento hasta el día de hoy. Cabe pensar que peor no podría haber sido el asunto, en medio de una apretada campaña presidencial y faltando cuatro semanas para las elecciones. Pero sí, puede ser peor. Paul Bremer, el hasta junio muy leal administrador estadounidense en Irak, se presenta repentinamente como testigo de cargo contra su gobierno. Con ello, el equipo de Bush proporciona a los demócratas municiones para los debates televisados en curso. Si el presidente estadounidense tuviera que presentarse a la reelección en Europa, ni siquiera valdría la pena que lo intentara. Pero Kerry difícilmente pueda sacar provecho ante el electorado estadounidense. Las revelaciones de Rumsfeld y Bremer ahondan la brecha entre los partidarios de Bush y quienes lo detestan, pero no son de gran ayuda para Kerry.”
Verdadero y falso
The Guardian, de Londres, apunta: “Es correcto, como dijo Rumsfeld, que Irak se encontraba en la lista estadounidense de países que apoyan al terrorismo. Pero en ella figuraban también Irán, Siria, Corea del Norte y Libia. Es falso que hayan existido pruebas de una relación entre Saddam y Bin Laden o el 11 de septiembre. Vale la pena decir nuevamente que Bus y Blair hablan de la lucha contra el terrorismo en Irak. Y también vale la pena mantenerse en el tema, porque el presidente estadounidense sigue estableciendo esa relación. (...) ‘El enemigo nos atacó’, dijo Bush. Kerry replicó: ‘Saddam Hussein no lo hizo’. Rumsfeld parece darle la razón a posteriori.”
El nuevo Rumsfeld
El rotativo Luxemburger Wort, de Luxemburgo, subraya: “Tras el viejo, cáustico Rumsfeld, se presenta ahora uno nuevo, menos grandilocuente. Sólo su jefe, el presidente Bush, sigue defendiendo tozudamente la guerra. A fin de cuentas, quiere ser reelegido para un segundo período. Desde hace meses circulan en ámbitos gubernamentales estadounidenses rumores acerca de que Rumsfeld ya no formaría parte del gabinete si Bush sigue en la Casa Blanca. Sea como fuere, si la intención de Rumsfeld fue sabotear a su actual jefe en medio de la campaña electoral, no podría haberlo hecho mejor, aún cuando atribuya la culpa del fiasco a los servicios de inteligencia.”