Los soldados de las Fuerzas Especiales no solo deben tener una forma física excelente, también deben gozar de una resiliencia psicológica especial. A pesar de ello, sus misiones los ponen al límite de sus fuerzas una y otra vez. El capellán castrense Michael los ayuda a procesar lo vivido, a sobrellevar la separación de sus familias y a afrontar otros problemas. Antes, los soldados rara vez admitían que necesitaban a alguien con quien hablar. Eso ha cambiado. Para que el capellán comprenda los retos a los que se enfrentan los soldados, participa en muchas misiones y se ha convertido en un miembro importante del equipo.