La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca es un reto, especialmente para Canadá, sometida a las presiones de un Estados Unidos que, hasta ahora, había sido su principal aliado. Las amenazas estadounidenses de imponer aranceles del 25% a Canadá y de convertir su territorio en el Estado número 51 de los Estados Unidos, generan efectos que Donald Trump parece no haber tenido en cuenta. Por un lado, Cánada busca estrechar sus alianzas con otros países presionados por Estados Unidos como México y los socios europeos de la OTAN. Por otro lado, la presión de Estados Unidos parece poner fin a las diputas internas entre los canadienses francófonos y el resto del país, cada vez más unidos frente a las aspiraciones de Trump.