Discusión en torno a políticos que cobran sueldos de empresas
8 de enero de 2005
"Eso será un ejemplo para los políticos, que no podrán dejar de hacer lo mismo", argumentó Thiers. ¿Dará resultado? Ésa es la cuestión.
La discusión actual rebosa de "acusaciones, sospechas y prejuicios", agregó Thierse, pero "si los políticos hacen públicos todos sus ingresos, todo ello desaparecerá."
"Las actividades secundarias de políticos no son esencialmente inmorales", agregó el barbado presidente parlamentario, sino "sólo trabajo de lobby encubierto". El observador poco avisado no sabe naturalmente qué es peor. Thierse exigió además reglas más estrictas para controlar los ingresos de diputados sin contraprestaciones visibles.
Por su parte, nadie menos que el presidente federal, Horst Köhler, criticó la forma que los medios de comunicación informan sobre el tema. "Muchos medios tildan a los políticos muy rápidamente de tener una mentalidad de acaparadores", dijo Köhler y advirtió que así el prestigio de los partidos políticos y los políticos en general puede "disminuir muy rápidamente".
No medir a todos con el mismo rasero
Lo cual, naturalmente, no se justifica, ya que no se puede medir a todos con el mismo rasero.
Sin embargo, según informa el diario "Welt am Sonntag", el consorcio RAG (energía, química, minería, inmuebles), con su central en Essen, paga a nueve políticos en actividad más de 20.000 euros anuales a cada uno por ser miembros de consejo de vigilancia de la empresa.
De acuerdo con informaciones del periódico, forman parte del consejo de vigilancia de la casa matriz de RAG los diputados nacionales Klaus Brandner (socialdemócrata) y Norbert Lammert (democristiano) y el diputado del Landtag (parlamento de un Estado federado) Fritz Kollorz (democristiano).
Nombres y más nombres
Además, del consejo de vigilancia de la filial de RAG Deutsche Steinkohle AG (DSK) son miembros los diputados de Landtag Lothar Hegemann y Klaus Meiser (ambos democristianos), el diputado nacional Joachim Poss (socialdemócrata) y los alcaldes mayores de Gelsenkirchen y Duisburgo, Frank Baranowski (socialdemócrata) y Adolf Sauerland (democristiano) respectivamente.
El noveno es el diputado de Landtag Werner Bischoff (socialdemócrata), que forma parte del consejo de vigilancia de Degussa, también una subempresa de RAG.
Ya el viernes, la presidenta del Landtag del Estado de Renania del Norte-Westfalia, el más poblado de Alemania, dijo que en el futuro sus diputados deberán hacer público el monto exacto de todos sus ingresos.
Todo esto es una cadena de hechos que comenzó cuando, hace algunas semanas, trascendió que un político de Colonia recibía un sueldo y prestaciones de un consorcio energético sin que aparentemente realizara contraprestaciones de trabajo.
Un apóstol moral defenestrado
Uno de los apóstoles morales más indignados en ese momento, el secretario general de la Unión Cristiano-Demócrata (CDU), Laurenz Meyer, fue defenestrado poco después, al saberse que él también había recibido una gran suma y corriente eléctrica gratuita del consorcio energético RWE sin que se supiera a ciencia cierta por qué.
El fenómeno tiene dos caras: por un lado es naturalmente un gran problema que por todos lados aparezcan ahora representantes del pueblo que cobran sueldos de empresas privadas sin que, no siempre, pero en muchos casos, no se sepa por qué razón. Ello da pie a especulaciones, que, probablemente no estén muy alejadas de la realidad.
Por otra parte, es bueno que el sistema político alemán sea lo suficientemente transparente y los medios de comunicación estén lo necesariamente alertas como para que estos casos se ventilen públicamente, abriéndose así la posibilidad de que las faltas sean corregidas.