Cien días después de Fukushima
19 de junio de 2011Publicidad
Uno de los argumentos usados por el movimiento antinuclear germano para exigir que el Estado alemán renunciara lo antes posible a la energía atómica era que, si la celebrada eficiencia japonesa no podía descartar la posibilidad de accidentes como el de la central de Fukushima, mucho menos podían hacerlo los consorcios energéticos locales. Pero, a medida que avanzan las inspecciones en el lugar de la catástrofe, se agrieta cada vez más el mito del rigor y la escrupulosidad nipona en materia de seguridad industrial.
Después de que el terremoto y el tsunami que le siguió dañara las instalaciones de la planta nuclear Daiichi el pasado 11 de abril, el Gobierno japonés ha debido recurrir a la ayuda estipulada para esos casos por la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) en lugar de insistir en resolver la crisis solo. Esa es una de las conclusiones de la investigación efectuada recientemente en Fukushima por funcionarios de la máxima autoridad mundial en energía nuclear, cuyo informe será presentado en Austria este lunes (20.6.2011).
Autoridades japonesas son blanco de críticas
Los voceros del Gobierno y del sector energético japonés se podrán defender alegando que los países miembro de la AIEA tienen la prerrogativa de seguir o no esas sugerencias porque las mismas no son vinculantes. De hecho, en Japón se siguieron algunos de los pasos recomendados. Sin embargo, dada la gravedad de lo ocurrido, es poco probable que esa premisa repare la imagen de los responsables. Después de todo, la AIEA también ha criticado las estrategias usadas para evitar la fusión de núcleo en tres reactores de Fukushima.
Los primeros cien días…
Eso implica que, en lugar de enfriar los núcleos con agua nueva, los trabajadores se vieron forzados a reciclar el agua contaminada. El líquido envilecido por material radiactivo es, por sí solo, uno de los aspectos más preocupantes de la crisis atómica japonesa: hasta ahora se han acumulado alrededor de 100.000 toneladas de agua contaminada y los recipientes que la contienen amenazan con desbordarse en el curso de las próximas semanas.
Autores: Julia Elvers-Guyot / Evan Romero-Castillo (afp, rtr, dpa, dapd)
Editor: Enrique López Magallón
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