¿Cerrada la crisis?
30 de enero de 2004Pese a que Tony Blair quedó absuelto jurídicamente por el informe del juez Brian Hutton, la imagen y credibilidad del jefe de gobierno se ha deteriorado. Las últimas encuestas revelan que más de la mitad de la población británica cree que el juez Hutton fue parcial e injusto en su veredicto. Un sondeo que publica el diario Evening Standard, indica que el 49 por ciento de los británicos cree que el informe encubrió al gobierno, mientras que siete de cada diez personas vería con buenos ojos que se hiciera una investigación independiente sobre las razones del gobierno para invadir Irak junto a Estados Unidos.
El esperado reporte de Lord Hutton no pondrá fin a la controversia que generó la muerte del experto en armas, David Kelly. La prensa británica criticó unánimemente el informe, calificándolo como 'lavado de cara' e 'ingenuo'. El magistrado condenó duramente a la BBC, diciendo su control editorial era defectuoso. Sin formularlo verbalmente, Hutton responsabilizó a la BBC del suicidio de Kelly.
Un periodista de la emisora, dijo en mayo pasado que el gobierno británico había exagerado el peligro que representaba Irak, para justificar la ofensiva anglo-estadounidense. Su fuente de información había sido Kelly, quien se suicidó al divulgarse su nombre.
“Devuélvanos a Greg”
En la BBC los efectos iban tomando tinte de terremoto. A la dimisión del presidente de la corporación, Gavyn Davies, anunciada la víspera, le siguió la del director general, Greg Dyke esta mañana. Cientos de empleados de la cadena salieron a protestar frente a los estudios de Broadcasting House, en el corazón de Londres, mientras otros 400 protestaban en el centro de televisión, al oeste de la capital británica. “Devuélvanos a Greg”, coreaban los manifestantes con improvisadas pancartas. Dyke, un ejecutivo muy popular entre los trabajadores de la emisora, visitó la sede televisiva tras presentar su dimisión. Algo así nunca se había visto en los 82 años de historia de la emblemática cadena pública. Presentadores y reporteros informaban sobre la profunda crisis de su propia casa. “El informe Hutton fue para la BBC mucho peor de lo que se temía”, dijo el presentador Huw Edwards, al abrir uno de los noticieros de la emisora.
La corporación reconoció haber transmitido sin ningún tipo de control el controvertido reporte del periodista Andrew Gilligan en el programa radial Today en mayo pasado. El periodista, quien entre tanto ya no trabaja como reportero, acusó al gobierno británico de haber exagerado el peligro que significaba el armamento de exterminio masivo de Sadam.
Blair salvó la cabeza
“Para mí esto ha sido siempre una simple cuestión de una acusación efectuada que era muy grave. Ahora ha sido retirada, eso es lo que quise siempre”, dijo el primer ministro Tony Blair, aludiendo a las disculpas presentadas por la BBC.
Blair salvó la cabeza, pero no la dignidad a juzgar por la opinión que tienen de él los británicos opuestos a la invasión de Irak, entre los que se encuentras varios ministros que dimitieron. Nadie duda la inexistencia de armamento de destrucción masiva en Irak. Hasta la fecha, Blair no ha rectificado su afirmación de que Sadam tenía la capacidad militar para responder mortíferamente en 45 minutos.
Con casi siete años al frente del gobierno, Blair es el premier laborista más longevo de la historia británica. Después de un ascenso fulminante en su partido, inició su gestión como portador de esperanza del nuevo laborismo y de la socialdemocracia europea. Ha impulsado la paz en Ulster y la recuperación económica aunque, según críticos, abusando de privatizaciones. Ha tenido frustraciones como el aplazamiento del euro y alguna victoria agridulce como el aumento de cuotas universitarias que ganó con un margen de cinco votos. Los magros resultados de su política de reformas así como la guerra de Irak le han costado una caída en picada en su popularidad desde agosto del 2003.
Blair trató de cerrar el período más peligroso de su mandato pronunciando un discurso sobre servicios públicos y prometiendo que no abandonaría las reformas a las que se oponen muchos de sus seguidores. La forma en que Blair ha eludido el asunto del armamento de Irak, es algo que se encuentra en el centro de las críticas. Un diputado conservador decía que atrapar a Blair es como tratar de poner jalea en una pared.