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Bush y la realidad iraquí

30 de junio de 2005

La situación imperante en Irak vuelve a ocupar a la mayoría de los comentarios de la prensa europea, tras el discurso que pronunció el presidente Bush en el aniversario de la entrega del poder a los iraquíes.

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¿Comienza a desvanecerse el triunfalismo?Imagen: AP

Le Monde, de París, escribe: "Es un hecho: para Estados Unidos no se vislumbra el término de su intervención en Irak, como tampoco el fin de la violencia en el país. Tras bambalinas, los estadounidenses intentan establecer contactos con los rebeldes sunitas, que constituyen un elemento sustancial de la oposición política. Pero es dudoso que tengan más éxito en ello que el gobierno iraquí, que prometió a los insurgentes una amnistía si deponen las armas. Una solución política ligada a una decidida acción militar es quizá la única salida, como alternativa a un interminable empantanamiento en esta ciénaga y una retirada deshonrosa."

La responsabilidad del desastre

El Tagesspiegel, de Berlín, comenta: "Hace un año los estadounidenses entregaron oficialmente el poder al gobierno iraquí. Dado que desde entonces no ha mejorado la seguridad, se multiplican en Estados Unidos las voces que piden una fecha para la retirada. El presidente estadounidense, George W. Bush, tiene razón al rechazar esas demandas, porque una fecha de retirada sólo alentaría la resistencia en Irak. Y, ciertamente, Occidente no se puede permitir dejar a Irak en manos de terroristas. Bush no dijo en cambio una palabra en acerca de que Irak no siempre estuvo tan infectado de terrorismo como ahora, sino que la invasión estadounidense lo convirtió en un punto de atracción para terroristas. (...) No se mejora una situación catastrófica retirando a los soldados y desencadenando una catástrofe aún mayor. Estados Unidos provocó el desastre y ahora tendrá que hacerse cargo."

Cae la popularidad de Bush

El Kurier, de Viena, apunta: "Los que escriben los discursos del presidente adaptaron sus palabras a la miserable realidad. El estadounidense promedio hizo lo mismo con su apreciación de las habilidades políticas del presidente. Lo que a Bush mejor le resulta, que es dar la impresión de ser el compañero predilecto para tomarse una cerveza cómodamente, ya no atrae a nadie. (...) Bush debe su segundo período al hecho de que los estadounidenses (a diferencia de los políticos europeos) eligen al que creen que es el más fuerte. Único consuelo: nadie tiene una mejor idea para resolver la tragedia que él mismo ocasionó que tener paciencia y seguir como hasta ahora."

Falta de alternativa

El Basler Zeitung, de Basilea, comenta: "Irak parece estar tan lejos de un orden estable como tras la toma de Bagdad, hace 25 meses. Todavía combaten en el país 130 mil soldados, que se exponen a la muerte casi permanentemente. A nadie puede sorprender, y menos a la Casa Blanca, que en Estados Unidos crezcan el escepticismo y las dudas, ni que ronde el fantasma de Vietnam. El presidente no había preparado a su pueblo para una lucha larga, dura y con muchas víctimas. (...) Puede que una mayoría considere entretanto que la guerra fue un error y desean que la tormenta mesopotámica nunca se hubiera desatado. Pero no se puede tirar la toalla. Sus críticos lo dejarán seguir adelante, no porque la estrategia de Bush todavía convenza, sino porque falta una alternativa.