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Berlusconi se rehabilita

22 de octubre de 2003

El primer ministro italiano instó a deponer intereses particulares para lograr la aprobación de la Constitución de la UE. El Parlamento Europeo aseguró respaldo, dando por superados sus roces iniciales con Berlusconi.

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Berlusconi muestra su mejor cara a la Unión Europea.Imagen: AP

La segunda intervención de Silvio Berlusconi ante el Parlamento Europeo, en su calidad de presidente de turno de la Unión Europea, resultó decepcionante para quienes esperaban otro descalabro. A diferencia de lo que ocurrió en su debut, no hubo esta vez altercados verbales ni odiosas alusiones al nazismo como las que en julio provocaron un perceptible enfriamiento en las relaciones entre Roma y Berlín. El primer ministro italiano logró contener su inclinación a la polémica y ceñirse a su papel. Algo que resultaba imperioso, teniendo en cuenta el momento crucial que atraviesa la Unión Europea, a las puertas de una ampliación a 25 miembros.

En pos de la Constitución Europea

Pocos son los avances que se han logrado hasta el momento en cuanto la aprobación de una Constitución para la Unión Europea. Ante las quejas que formularon en este sentido algunos europarlamentarios, Berlusconi subrayó su disposición a buscar el acuerdo y anunció que presentará una propuesta amplia en noviembre. Advirtió, eso sí, que no aceptará que determinados países puedan bloquear el funcionamiento de la UE por intereses particulares. En términos generales, la postura de la presidencia italiana suena lógica. Pero, por ahora, no son más que declaraciones de intenciones. Y hará falta más que mera buena voluntad para lograr superar, por ejemplo, las resistencias de España y Polonia a perder peso en el Consejo de Ministros de la UE si se aprueba el proyecto de asignar mayor influencia a los países de acuerdo con su cantidad de población.

Cierto es que el objetivo de zanjar el asunto hasta fines de año no es lo más determinante, sino el contenido de la futura Carta Fundamental. No obstante, el plazo no es irrelevante. Como ya hicieran notar algunos, si las discusiones se prolongan hasta el 2004, aumentará también la tentación de abrir a debate más puntos, diluyendo el borrador hasta lo irreconocible. Por el momento, habrá que esperar a que Italia ponga propuestas concretas de acuerdo sobre la mesa. Pero, desde ya, puede contar con el apoyo del Parlamento Europeo, según lo manifestaron sus integrantes en la sesión celebrada en Estrasburgo.

Pacto movedizo

Menos clara pareció, en cambio, la postura de Berlusconi en lo referente al Pacto de Estabilidad monetaria de la Unión Europea. En terreno movedizo se aventuró el primer ministro italiano al pedir excepciones a la regla para determinados países, "tomando en cuenta las fases que atraviesa su economía, al igual que acontecimientos excepcionales como el 11 de septiembre, la guerra contra el terrorismo, la campaña de Afganistán o la guerra contar Irak". En su opinión, el límite del 3% del PIB establecido para el nuevo endeudamiento fiscal, "no debería ser considerado un valor absoluto", sino adecuarse a la evolución de la coyuntura económica.

Para los responsables presupuestarios de Alemania y Francia, ello debe sonar a música, en vista de sus respectivos problemas. Pero el problema radica en que los "acontecimientos excepcionales" pueden producirse con frecuencia, como lo demuestran los hechos enumerados, todos ellos acaecidos en poco más de 2 años. No es de extrañar que desde el sector bancario se elevaran de inmediato las críticas y las demandas de exigir el cumplimiento de los compromisos pactados. Tampoco sorprende que Berlusconi diera rápidamente marcha atrás, señalando luego que el "Pacto de Estabilidad debe permanecer como está" y que "el límite del 3% no debe ser discutido". Por mucha voluntad conciliadora, tampoco se puede abrir el debate ad ovo. Y algo similar podría aplicarse también a la Constitución.