Desde hace poco Myanmar se está abriendo al mundo. En Rangún, la ciudad más grande del país y su centro industrial, los cambios se abren paso. Los complejos habitacionales se multiplican, inversores y especuladores hacen subir los precios.
Los habitantes de la periferia se ven obligados a dejar sus casas. Los precios de los arriendos se disparan y muchos ya no alcanzan a ganar el dinero necesario para financiar sus hogares. Los casi 60 millones de habitantes del país se benefician muy poco del auge económico.